12 de marzo de 2020, jueves

11 de marzo de 2020, miércoles

​Tras la excavación de nueves momias en SC3, incluida la perrita, en los últimos días estamos trabajando en un caso diferente. Desde que empezamos su excavación, vimos que la momia 10 presenta unas particularidades que no estaban presentes en las que habían sido depositadas junto a ella y por encima. En primer lugar, porque una línea blanca en el sedimento corría paralela al cuerpo; y en segundo, porque sus pies estaban verticales. Ambas diferencias eran un claro indicio –según se ha confirmado después– de que estaba dentro de un atáud. La primera se trata del estuco que cubre la pared del ataúd y que, cortado horizontalmente en el proceso de excavación, parece una línea. Ha bastado con retirar los sedimentos en el lado interior para que la pared fuera apareciendo. Los segundos conservan esa forma porque la presencia de la caja los mantuvo en vertical. En las momias excavadas previamente, los pies estaban horizontales debido a movimientos tafonómicos: al descomponerse los tendones, los huesos de los pies caen. En la momia 10 esa caída fue impedida por la base del ataúd. Lo mas sorprendente es que hemos identificado las paredes pero no hubo ningún indicio de una tapa. Se diría que en algún momento se le retiró antes de colocar las momias que se fueron amontonando sobre ella.
La primera imagen del día es una reconstrucción hecha por Sergio a partir de la fotogrametría. Los puntos se corresponden con las marcas (chinchetas) que permiten la medición de las coordenadas con la estación total.
La segunda es el trabajo cuando esta momia fue retirada. Por debajo había quedado el ataúd limpio. Al retirar la madera descompuesta de este se ha podido reconocer la impronta que la pintura de la cara trasera del ataúd ha dejado en el sedimento sobre el que se apoyaba. Durante día y medio, Jared, armado con pericia, una espátula y la aspiradora, ha conseguido despejar todo el diseño. El trabajo ha sido prodigioso y se distingue perfectamente la representación de un pilar dejad con brazos de Osiris envueltos en sudario rojo y una corona atef (con plumas de avestruz, serpientes protectoras y discos solares) como remate superior. Algunos hablan del nuevo icono del proyecto.

10 de marzo de 2020, martes

​La mañana ha empezado estupenda: una pequeñísima mesa de ofrendas ha aparecido en la cámara de enterramiento de la cámara lateral 2. No presenta una talla de la mejor calidad, pero su interés reside en otro aspecto: parece estar in situ. Se encuentra en horizontal, en el centro de la cámara, con el pico vertedor dirigido hacia el fondo y sus lados en paralelo a las paredes. Es un testimonio de culto, pues sobre ella se pondrían ofrendas y realizarían libaciones. Evidentemente un cuto a difuntos. Pero está en un lugar donde no esperaríamos encontrarla, a 7 m de profundidad, en la propia cámara de enterramiento y no en las salas del primer nivel, las de acceso público. Y nos deja con una pregunta abierta ¿a quién?
Alfonso y su equipo han excavado hoy dos agujeros en C4. El de la imagen es el quinto de características aparentemente similares que vaciamos en torno al patio. Son de una profundidad que llega hasta la cintura de quien lo está excavando, como es el caso de Sayed en este. 
Algunos son rectangulares, bien escuadrados, otros, como el de la imagen, más ovoides. Los irregulares podrían ser obra de furtivos, pero esto no se puede generalizar a todos, pues un saqueador no se pone a hacer agujeros cuadrangulares, con ángulos rectos y paredes paralelas. Dos que identificamos hace siete años, junto a la fachada, tenían restos de periódicos de comienzos de 1970, lo que nos permitió atribuirlos a las campañas de prospección de D. Eigner. Y contamos con la confirmación del propio autor. Pero en los dos últimos, a más distancia, han aparecido restos de grandes recipientes de Periodo Tardío y en uno un bloque de tejidos. Se diría que están relacionados con depósitos de momificación, pero no tenemos, por ahora, una evidencia segura.

9 de marzo de 2020, lunes

Estamos recibiendo preguntas de nuestros familiares y amigos/as sobre nuestro estado en Luxor, tras la cuarentena del barco que hacía el crucero por el Nilo y los controles aleatorios de temperatura a turistas en los hoteles de la ciudad.
En primer lugar, les agradecemos mucho sus preguntas y el interés por nosotros/as.
La actividad en el yacimiento es la habitual, sin ningún tipo de cambios, hasta el punto que sabemos de la situación en Luxor más por las llamadas y los mensajes que recibimos desde España que por ser testigos de ningún hecho anómalo. De 7.00 a 13.00 trabajamos todo el equipo y de 13.00 a 15.00 nos quedamos solo los miembros de la misión para concluir las tareas que requieren un poco más de atención. Y después regresamos a casa. Como siempre. Estamos intentando tomar algunas precauciones: salir menos a la ciudad y no dar la mano o abrazos a todo el mundo, como es habitual ... pero no siempre nos acordamos.
De cualquier manera, estén tranquilos por nosotros: estamos bien.
​El depósito de momificación del patio que estudia Pía sigue mostrando los efectos de un trabajo metódico por parte de los embalsamadores antiguos. En la identificación de los materiales que se introdujeron en el primero de los recipientes, han aparecido varios de estos pequeños objetos como el que se muestra en la imagen. No queremos abrir ninguno y no tenemos modo de ver su interior de manera no destructiva, pero son tan pequeños que no parece que puedan estar hechos para contener natrón. Las bolsas de natrón introducidas en otro de los recipientes son bastante más grandes. Si los encontráramos en el taller de un ebanista actual, servirían para barnizar con la técnica de la muñequilla. Se trata de almohadillas creadas con pequeñas tiras de tejido atadas en su parte inferior. Se diría que pudieron ser utilizadas para aplicar ceras o resinas. Ojalá que una radiografía en el futuro nos permita obtener alguna información adicional.

8 de marzo de 2020, domingo

Las imágenes de hoy hablan por sí mismas. En el día de la mujer, que antes era, más específicamente, de la mujer trabajadora, las fotografías son para nuestras compañeras en el proyecto, mientras desarrollan su labor habitual: Pía, Wizam, Karin, Begoña y María.

7 de marzo de 2020, sábado

​Los descubrimientos en la cámara lateral 3 (SC3) se continúan a un ritmo acelerado. Es cada vez más sorprendente. Los restos humanos y los ajuares funerarios que apenas habían aparecido en las cinco campañas precedentes empezaron a hacerse visibles durante el sexto año en esta cámara y en ella se hacen más abundantes e interesantes a cada nuevo día.
La esquina sureste, la zona donde apareció un primer nivel de enterramientos humanos cercano al techo, continúa mostrando una superposición de momias que se colocaron unas encima de otras, posiblemente durante varias generaciones.
En esta mañana hemos terminado de limpiar la décima, en la que se empezó a trabajar el jueves pasado y que se halla entre los tres cuerpos entrelazados de los dos humanos y su perro y la pared sur. Hemos retirado la plataforma de adobes que habíamos montado para facilitar la limpieza de esta área y la imagen que se muestra no puede dejar de ser chocante y con un punto de cierta estética. Las tres momias delanteras están remomificadas por las vendas con las que se consolidaron y trasera está recién despejada. Desgraciadamente, es aún más frágil que las que están por delante, pero en ese problema pensaremos esta tarde y nos enfrentaremos a él mañana.
Mientras, la esquina suroeste nos deparaba otra sorpresa. El año pasado ya veíamos en el área al fondo de la cámara lateral 3 unas manchas blancas en la superficie de una unidad estratigráfica que evitamos tocar hasta que el estudio de las momias de la esquina sureste estuviera más avanzado. Este año, con varios niveles de estas ya retirados, hemos podido empezar a limpiar las superficies blancas. Como podía suponerse, se trataba de estuco, y su forma longitudinal se corresponde a la de unos ataúdes. Por ahora hemos despejado cuatro de estas superficies, lo que debe de corresponder a otras tantas mitades de estos recipientes. La primera que ha quedado limpia nos ha deparado el primer objeto decorado de cierta entidad hallado en la tumba, si no tenemos en cuenta, naturalmente, las inscripciones y los relieves del propietario original que aparecieron en las primeras campañas. En el fondo interior de uno de los ataúdes (o en el interior de una tapa, aunque eso es menos probable) aparece la figura de una diosa. Se reconocen son facilidad su brazo con brazalete sujetando un cetro perdido, la línea del pecho, las bandas anudadas que cuelgan por delante de su vestido, la línea de la falda y los pies con tobilleras (estos no aparecen en esta imagen). No se conserva el nombre escrito sobre su cabeza, lo que hace difícil su identificación, pues puede corresponder a varias diosas, pero es probablemente Imentet, la personificación del Occidente. Al mirarla se puede sentir la devoción de los familiares de la persona que amorosamente la depositaron sobre la figura, encomendándola al cuidado de la diosa.