segunda semana, 2 a 7 de marzo de 2019
En la noche del jueves 28 de febrero se incorporaba el segundo grupo de integrantes del equipo. Llegar en el vuelo justo antes de un viernes tiene sus ventajas, pues permite tener libre el día después del viaje -que desde Tenerife significan unas dieciocho horas de aeropuertos y aviones- y disfrutar de una jornada de transición antes de empezar el trabajo de campo, el sábado siguiente. El grupo es ya numeroso y, por primera vez en siete campañas, paritario entre hombres y mujeres en estos primeros días. Celebremos así que al final de esta semana será el 8 de marzo y deseemos que en las próximas campañas se reincorporen algunas de las compañeras que no podrán estar durante este año.
La primera semana completa de trabajo ha estado dedicada, sobre todo, al estudio de materiales y a la topografía de zonas donde se había trabajado en la última campaña que requerían unos planos más específicos. Naturalmente, también se han limpiado y topografiado las cuadrículas donde vamos a centrar nuestra labor en esta campaña. |

Pía, que estará solo durante los primeros días de la campaña, ha extendido los tejidos de dos recipientes del depósito de momificación del patio. Su incorporación al equipo ha significado empezar el análisis de uno de los materiales que estaba esperando a ser estudiado desde la campaña de 2013/4 y que aún no habíamos tenido la oportunidad de ver en detalle. Las jarras salchichas –es su nombre oficial, por feo que suene– del depósito habían sido extraídas en bloque de la cuadrícula, tras haber sido consolidadas con vendas para facilitar su manipulación y el mantenimiento de su interior. En la primavera siguiente, Fernando había excavado sus contenidos sobre una mesa. Y de su interior había emergido un amasijo de telas compactado, aparentemente pegado por las resinas, en el que se adivinaban algunas piezas individuales, que no habíamos intentado extraer del bloque.
A fines de la campaña pasada Pía nos había visitado para preparar su trabajo. Planificamos entonces necesidades, método de trabajo, unos objetivos realistas y unas fechas posibles para su incorporación a nuestro equipo, al final de la campaña del proyecto Djehuty.
En esta semana ha trabajado sobre dos depósitos: una parte del contenido del recipiente 2 –que llamamos 2a– y el contenido del recipiente 4. Primero intentó reblandecer los bloques manteniéndolos en una cámara de humedad, pero tras tres días estaban igual de difíciles de separar que al inicio de la operación. Se decidió entonces proceder de forma mecánica, humedeciendo antes los fragmentos muy ligeramente. Extraídos los tejidos, se estiraban y colocaban entre papeles secantes con pesos planos. El procedimiento tuvo el éxito que muestran las fotografías.
A fines de la campaña pasada Pía nos había visitado para preparar su trabajo. Planificamos entonces necesidades, método de trabajo, unos objetivos realistas y unas fechas posibles para su incorporación a nuestro equipo, al final de la campaña del proyecto Djehuty.
En esta semana ha trabajado sobre dos depósitos: una parte del contenido del recipiente 2 –que llamamos 2a– y el contenido del recipiente 4. Primero intentó reblandecer los bloques manteniéndolos en una cámara de humedad, pero tras tres días estaban igual de difíciles de separar que al inicio de la operación. Se decidió entonces proceder de forma mecánica, humedeciendo antes los fragmentos muy ligeramente. Extraídos los tejidos, se estiraban y colocaban entre papeles secantes con pesos planos. El procedimiento tuvo el éxito que muestran las fotografías.
El resultado es muy interesante, porque si se juzga por estos dos casos, cada recipiente contenía tejidos de tipo diferente. El 2 –su mitad superior– estaba rellenado por dos paños grandes y varias bolsas de natrón. El 4 había sido usado para recoger vendas, cerca de una decena han podido ser extraídas, con unas medidas que en las más largas llegan a los 70 cm. En ambos depósitos, el núcleo central contenía tanta resinas que los tejidos no han podido ser separados de él, por lo que el número real de ejemplares en cada uno es mayor. Además, ha procedido a analizar su modo de ejecución para realizar un estudio completo de las piezas.
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Una segunda labor que deseamos mostrar de esta semana ha sido la fotogrametría de la cámara lateral 3, donde en los últimos días de la campaña pasada encontramos las tres momias. Hacer esta fotogrametría no ha sido tarea fácil. El espacio entre las momias y el techo no supera los 90 cm en la parte más baja, pero es apenas de 60 cm en otras, suficiente para que fueran depositadas cuidadosamente en el momento de su enterramiento, pero poco apropiado para hacer una serie continua de fotografías. Además se trataba de hacer una imagen completa del suelo, lo que hacía imposible que hubiera lámparas apoyadas en el suelo pero, naturalmente, tampoco podían colgarse de ninguna de las paredes. Sergio, como autor de las fotografías, tenía que desplazarse fotografiando el suelo intentando no golpearse con el techo, al tiempo que Catherine, Jared y Elías desplazaban las lámparas evitando que la luz se modificase, que Sergio o la cámara produjeran sombras, que los cables fueran visibles, sosteniéndolos en el aire, y, naturalmente, sin pisar ni apoyarse en los cuerpos momificados o en los recipientes del suelo. Cerca de doscientas fotografías que cubren unos 14 m2 han permitido concluir este tour de force de nuestro topógrafo, un auténtico travelling fotogramétrico.