20 de febrero de 2018, martes
A las 5.00 de la mañana, un rumor que parecía el de las gotas cayendo sobre las hojas nos ha despertado. Cada uno lo ha atribuido a algo diferente: el sueño, un riego programado en el jardín, un error de percepción. Desde los balcones de las habitaciones no se veía nada especial. Las baldosas del patio de nuestra casa, las que se ven desde la segunda planta, parecían secas a la mínima luz del amanecer. Pero la confirmación de la lluvia caída la hemos tenido al salir. Sobre la arena del exterior era posible distinguir las gotas caídas. Habían sido tan pocas que todavía se reconocían, individualizadas, como si no hubiera habido más de dos sobre el mismo suelo.
Pero la amenaza de que podía volver a llover ha continuado toda la mañana, como se ve en la imagen por el cielo grisáceo sobre nuestras cabezas. Para nosotros este puede ser un gravísimo problema en este momento. En los periodos entre cada campaña dejamos la tumba bien protegida contra la lluvia, con un canal de evacuación en el centro del cauce del wadi y un parapeto de piedras y tierra frente a la TT 209. Pero la apertura de la cuadrícula C3 en el patio nos ha obligado a retirar esas protecciones y la limpieza de la montaña de sedimentos enfrente de nosotros ha cubierto lo que quedaba del canal de evacuación creado el año pasado. Así que hemos tenido que organizar la defensa del yacimiento. Ya nos veíamos como héroes luchando contra los elementos. Hemos comprado desde primera hora de la mañana una veintena de sacos de plásticos por si había que llenarlos de tierra y crear rápidamente un muro frente a una posible riada. Por fortuna, aunque han vuelto a caer algunas gotas, no ha llegado a ser una auténtica lluvia.
Pero la amenaza de que podía volver a llover ha continuado toda la mañana, como se ve en la imagen por el cielo grisáceo sobre nuestras cabezas. Para nosotros este puede ser un gravísimo problema en este momento. En los periodos entre cada campaña dejamos la tumba bien protegida contra la lluvia, con un canal de evacuación en el centro del cauce del wadi y un parapeto de piedras y tierra frente a la TT 209. Pero la apertura de la cuadrícula C3 en el patio nos ha obligado a retirar esas protecciones y la limpieza de la montaña de sedimentos enfrente de nosotros ha cubierto lo que quedaba del canal de evacuación creado el año pasado. Así que hemos tenido que organizar la defensa del yacimiento. Ya nos veíamos como héroes luchando contra los elementos. Hemos comprado desde primera hora de la mañana una veintena de sacos de plásticos por si había que llenarlos de tierra y crear rápidamente un muro frente a una posible riada. Por fortuna, aunque han vuelto a caer algunas gotas, no ha llegado a ser una auténtica lluvia.