3 de febrero de 2018, sábado
El andamiaje del pozo de la antecámara ha sido un invento polivalente. No solo permite retirar los sedimentos, sino también bajar todos los instrumentos que necesitamos en el fondo. Así que ahí tenemos a Sergio, esperando que tras el cuaderno y el lápiz (el creyón en su caso) que bajaron en el cubo, y el trípode que bajó enganchado a las cuerdas, el garfio le baje la estación. Por fortuna llegó bien, tras su descenso del cielo, y encajó perfectamente en el vástago.