10 de junio de 2014
La tumba ha quedado cerrada hasta el año próximo. El proceso ha sido más rápido que en las campañas pasadas. Esta vez ha bastado con echar unos candados y después sellarlos a la nueva puerta de metal.
Pero, igual que en el diario de 2013/4, no queremos que la imagen última sea la de una puerta que se cierra, sino la de la puerta que se abrirá el año próximo. Este es, ya completado, el marco decorativo de la puerta THN (sala transversal, norte), la que da acceso a la sala de los pilares. La excavación de esta cámara es uno de los varios objetivos que nos hemos planteado ya para la campaña que se iniciará, inshaalla, en diez meses.
Pero, igual que en el diario de 2013/4, no queremos que la imagen última sea la de una puerta que se cierra, sino la de la puerta que se abrirá el año próximo. Este es, ya completado, el marco decorativo de la puerta THN (sala transversal, norte), la que da acceso a la sala de los pilares. La excavación de esta cámara es uno de los varios objetivos que nos hemos planteado ya para la campaña que se iniciará, inshaalla, en diez meses.
9 de junio de 2014
Dos coches de policía, uno delante y otro detrás, escoltaron esta mañana la furgoneta en que desplazamos esta caja. Estaba ya hecha desde hacía un par de días. Su finalidad era trasladar hoy y guardar en el futuro las piezas más llamativas de nuestra excavación. Aquellas piezas que nos han pedido que no se queden en la tumba, a pesar de sus nuevas medidas de seguridad, sino que sean depositadas en el almacén central de antigüedades para la necrópolis tebana. Se trata de un edificio amurallado y con medidas de seguridad como las de una zona militar, que la administración egipcia tiene detrás de la casa de Carter en et-Taref, la zona más septentrional de la necrópolis.
Los tramites nos han llevado unas buenas dos horas. Los objetos han sido revisados y registrados varias veces en el proceso. El último ha sido en el que será, desde ahora, el libro de registro de nuestra misión, un libro de unos cincuenta centímetros de altura donde hemos escrito alternativamente en árabe y en inglés la descripción de los objetos. Ojalá lo llenemos en los próximos años con piezas significativas para la historia del Egipto antiguo.
La sala donde han sido depositados guarda también, con la espalda contra la pared, una veintena larga de estatuas de Sekhmet. Talladas en piedra negra, con la diosa en posición sedente y la mayoría en muy buen estado de conservación, miran hacia el frente, hacia el centro de la sala donde ha quedado la caja de nuestra Misión. ¡Que la furia de la diosa Lejana la proteja, así como a su contenido, de todo mal!
Los tramites nos han llevado unas buenas dos horas. Los objetos han sido revisados y registrados varias veces en el proceso. El último ha sido en el que será, desde ahora, el libro de registro de nuestra misión, un libro de unos cincuenta centímetros de altura donde hemos escrito alternativamente en árabe y en inglés la descripción de los objetos. Ojalá lo llenemos en los próximos años con piezas significativas para la historia del Egipto antiguo.
La sala donde han sido depositados guarda también, con la espalda contra la pared, una veintena larga de estatuas de Sekhmet. Talladas en piedra negra, con la diosa en posición sedente y la mayoría en muy buen estado de conservación, miran hacia el frente, hacia el centro de la sala donde ha quedado la caja de nuestra Misión. ¡Que la furia de la diosa Lejana la proteja, así como a su contenido, de todo mal!
8 de junio de 2014
Este perro ha sido un regalo para el equipo que trabaja en la tumba.
Es también nuestro regalo para ustedes, lectores que nos han seguido durante cerca de seis semanas.
El perro espera tranquilo. Y es una imagen de nuestra misma paciencia pues no les hemos podido contar aún dónde se encuentra. Desde hace meses. Desde hace días.
Es también nuestro regalo para ustedes, lectores que nos han seguido durante cerca de seis semanas.
El perro espera tranquilo. Y es una imagen de nuestra misma paciencia pues no les hemos podido contar aún dónde se encuentra. Desde hace meses. Desde hace días.
7 de junio de 2014
Los días de cierre de campaña tienen algo de melancolía y algo del anhelo de nuevos descubrimientos de un tipo diferente. Tras varias semanas con el vértigo de la excavación, las cuadrículas van enmudeciendo una a una, y el equipo se implica en su limpieza, fotografía final, preparación para que no se deterioren durante los próximos diez meses. Al mismo tiempo, los inventarios empiezan a hablar a su manera. No hay un centenar de materiales diferentes, sino que podemos empezar a agruparlos en unas tipologías concretas que guardan similitud con las de campañas pasadas: terracotas de mamíferos, cuentas de fayenza de colores y tamaños determinados… Cada ushebti no es completamente diferente a los otros: se distribuyen en dos grupos. Las imitaciones modernas de antigüedades hechas por los habitantes de Hurubat responden también a unos modelos. El proceso de investigación en biblioteca, que se prolongará durante todo el resto del año, se inicia en estos días de documentación.
Y por fortuna, algunos momentos anecdóticos nos hacen recuperar el buen humor. La retirada de la montaña de tierra que hemos extraído durante la excavación y que ahora tiramos con cestos en el remolque ha tenido que ser interrumpida por causa mayor, con unas cuantas bromas adicionales de los trabajadores. A media mañana se ha pinchado una de las ruedas. De la arqueología a la mecánica puede no haber mayor distancia que la longitud de un clavo.
Y por fortuna, algunos momentos anecdóticos nos hacen recuperar el buen humor. La retirada de la montaña de tierra que hemos extraído durante la excavación y que ahora tiramos con cestos en el remolque ha tenido que ser interrumpida por causa mayor, con unas cuantas bromas adicionales de los trabajadores. A media mañana se ha pinchado una de las ruedas. De la arqueología a la mecánica puede no haber mayor distancia que la longitud de un clavo.
6 de junio de 2014
El patio y las cuadrículas exteriores del yacimiento al término de la quinta semana de esta tercera campaña.
Esta es también la imagen de cómo queda el yacimiento al final de la campaña arqueológica. La próxima semana ya no excavaremos. Se dedicará al cierre de actividades a través fundamentalmente de dos tareas: el inventario de los objetos hallados en estas semanas además de las fotografías finales de cuadrículas y cámara y, por parte de los trabajadores, la retirada de la montaña de escombros que hemos extraído en esta campaña y que se vacía en una zona de escombreras preparada al efecto por el Servicio de Antigüedades. El wadi quedará así como lo habíamos encontrado… salvo que está más limpio y ha recuperado una tumba con fachada.
Esta es también la imagen de cómo queda el yacimiento al final de la campaña arqueológica. La próxima semana ya no excavaremos. Se dedicará al cierre de actividades a través fundamentalmente de dos tareas: el inventario de los objetos hallados en estas semanas además de las fotografías finales de cuadrículas y cámara y, por parte de los trabajadores, la retirada de la montaña de escombros que hemos extraído en esta campaña y que se vacía en una zona de escombreras preparada al efecto por el Servicio de Antigüedades. El wadi quedará así como lo habíamos encontrado… salvo que está más limpio y ha recuperado una tumba con fachada.
5 de junio de 2014
Mahmud retira estratos en el intradós de la puerta nueva, la que descubrimos en el lado oeste de la sala transversal. No pretendemos iniciar la excavación de una nueva zona de la tumba en estos momentos finales de la campaña. Queremos liberar las jambas de la puerta de cierta presión y, sobre todo, favorecer la salida de humedad de la cámara a la que da acceso la puerta, para que la campaña próxima esté más seca cuando iniciemos el trabajo en ella.
4 de junio de 2014
Ya habíamos resaltado en días pasados cuánto nos estaban sorprendiendo las huellas de la presencia del agua en un lugar tan desértico como el wadi Khatasum. Nuestro yacimiento es pequeño en comparación con las dimensiones de este y, sin embargo, estamos encontrando un segundo cauce de agua.
En la imagen puede verse el lecho producido en la esquina nororiental de la cuadrícula por la escorrentía. En superficie ya se distinguía un sedimento arenoso, con gravas, que llamó nuestra atención, en primer lugar, por su alto contenido en lascas de sílex.
El agua que discurría en su interior provocó la destrucción de una parte del muro que cierra el patio por su lado oriental. El agua parece haber circulado por la fosa que se abrió en la ladera del wadi para cimentar la pared, pues la roca madre se hace visible allí donde la escorrentía ha arrancado los adobes y la fosa aparece rellena por el material arrastrado por el agua.
La identificación del lecho de este cauce tiene también importancia para comprender la llegada de materiales al yacimiento, lo que en arqueología conocemos como procesos tafonómicos. Se trata de una segunda vía de aportación de las cerámicas y sílex de distintas épocas que encontramos en el sedimento que cubre la TT 209. Evidentemente proceden de la zona por encima de nuestra ladera, es decir, el lado sur de la colina de Sheikh Abd el Gurna. En ella, todo el espacio se fue ocupando con tumbas desde el Reino Medio y a su vez éstas sirvieron como lugar de residencia desde finales de la ocupación romana.
En la imagen puede verse el lecho producido en la esquina nororiental de la cuadrícula por la escorrentía. En superficie ya se distinguía un sedimento arenoso, con gravas, que llamó nuestra atención, en primer lugar, por su alto contenido en lascas de sílex.
El agua que discurría en su interior provocó la destrucción de una parte del muro que cierra el patio por su lado oriental. El agua parece haber circulado por la fosa que se abrió en la ladera del wadi para cimentar la pared, pues la roca madre se hace visible allí donde la escorrentía ha arrancado los adobes y la fosa aparece rellena por el material arrastrado por el agua.
La identificación del lecho de este cauce tiene también importancia para comprender la llegada de materiales al yacimiento, lo que en arqueología conocemos como procesos tafonómicos. Se trata de una segunda vía de aportación de las cerámicas y sílex de distintas épocas que encontramos en el sedimento que cubre la TT 209. Evidentemente proceden de la zona por encima de nuestra ladera, es decir, el lado sur de la colina de Sheikh Abd el Gurna. En ella, todo el espacio se fue ocupando con tumbas desde el Reino Medio y a su vez éstas sirvieron como lugar de residencia desde finales de la ocupación romana.
3 de junio de 2014
Un inmenso mar de sílex, eso es lo que parece la meseta tebana. No sólo porque en este territorio abundan los afloramientos naturales de esta roca, como se ve en la fotografía tomada este invierno cerca de la cima. También debido a que, precisamente por tal razón, durante milenios, los grupos humanos de la región acudieron reiteradamente hasta esta zona del desierto para garantizarse el suministro de tan preciado recurso litológico, capaz de satisfacer sus necesidades elementales.
La enorme cantidad de concentraciones de restos de talla que salpican todo el acantilado de la montaña tebana y la llanura que se extiende a sus pies son el principal testimonio arqueológico de esta tradición milenaria. Sus orígenes se remontan a un momento muy anterior a que nadie imaginara la gran necrópolis faraónica. Las evidencias más antiguas datan de la Middle Stone Age (MSA), entre unos 280.000 y 30.000 años antes de nuestra era, y perduran ampliamente hasta el período dinástico.
La fotografía refleja este devenir histórico. Todos los ejemplares forman parte del rico registro lítico que se está recuperando en la TT 209, casi siempre en contextos sedimentarios de riadas de cierta energía. Las piezas que ocupan la mitad superior de la imagen son lascas y núcleos levallois, propios de la MSA. En la mitad inferior se recoge una serie de productos laminares y una pieza bifacial cuya cronología es más laxa. Esta podría abarcar desde el Paleolítico superior hasta la civilización antigua.
La enorme cantidad de concentraciones de restos de talla que salpican todo el acantilado de la montaña tebana y la llanura que se extiende a sus pies son el principal testimonio arqueológico de esta tradición milenaria. Sus orígenes se remontan a un momento muy anterior a que nadie imaginara la gran necrópolis faraónica. Las evidencias más antiguas datan de la Middle Stone Age (MSA), entre unos 280.000 y 30.000 años antes de nuestra era, y perduran ampliamente hasta el período dinástico.
La fotografía refleja este devenir histórico. Todos los ejemplares forman parte del rico registro lítico que se está recuperando en la TT 209, casi siempre en contextos sedimentarios de riadas de cierta energía. Las piezas que ocupan la mitad superior de la imagen son lascas y núcleos levallois, propios de la MSA. En la mitad inferior se recoge una serie de productos laminares y una pieza bifacial cuya cronología es más laxa. Esta podría abarcar desde el Paleolítico superior hasta la civilización antigua.
2 de junio de 2014
El corazón era para los egipcios la sede de la inteligencia y de la memoria. En las creencias funerarias está presente de varios modos. El más conocido es la escena mítica de su pesado en una balanza frente a una pluma que representa el orden del universo, la verdad, la justicia. El equilibrio de los platillos era imprescindible para que el difunto pudiera acceder al Más Allá. Otra de sus apariciones es la práctica de depositar un objeto como el que se ve en la imagen en el tórax de las momias y que conocemos como escarabeo de corazón. Suelen estar inscritos con un texto específico, la recitación 30 del Libro de la salida al día. En él se pide al corazón que no actúe contra su propietario, en clara alusión al juicio de la balanza ante Osiris y los cuarenta y dos jueces de la Sala de la doble Maat.
Una versión muy reducida de esta recitación es la que aparece en el escarabeo que hemos encontrado en la sala transversal. En realidad solo están algunas de sus palabras, pero bastaban para dotar al difunto de todo el valor del texto completo según un principio de funcionalidad de las fórmulas funerarias que los egiptólogos denominamos pars pro toto.
El hallazgo se produjo hace unos días. Ya hemos leído su texto, escrito en un jeroglífico cursivo un tanto descuidado, seguramente debido al espacio reducido disponible. Está ya pasado a limpio en el ordenador con un programa de jeroglifos y esta mañana procedimos a la collatio, la comparación de la versión trabajada por nosotros con el original. Dado el visto bueno, queda lista para su estudio y, en el futuro, su publicación.
Una versión muy reducida de esta recitación es la que aparece en el escarabeo que hemos encontrado en la sala transversal. En realidad solo están algunas de sus palabras, pero bastaban para dotar al difunto de todo el valor del texto completo según un principio de funcionalidad de las fórmulas funerarias que los egiptólogos denominamos pars pro toto.
El hallazgo se produjo hace unos días. Ya hemos leído su texto, escrito en un jeroglífico cursivo un tanto descuidado, seguramente debido al espacio reducido disponible. Está ya pasado a limpio en el ordenador con un programa de jeroglifos y esta mañana procedimos a la collatio, la comparación de la versión trabajada por nosotros con el original. Dado el visto bueno, queda lista para su estudio y, en el futuro, su publicación.
1 de junio de 2014
Por encima de la ladera del wadi donde se ubica la TT 209 se encuentra la explanada que se ve en la fotografía. Las pendientes cortadas en vertical a la derecha indican que esta llanura no es natural. Se supone que es la calzada inacabada de un complejo funerario que se inició en el Valle de los Colores. Cuando fue excavado a comienzos del siglo XX se atribuyó a Montuhotep III, uno de los últimos reyes de la Dinastía XI pero hace una veintena de años una investigadora ha defendido con argumentos sólidos que se trata de la tumba iniciada para Amenemhat I y que cuando este trasladó la corte al norte el proyecto fue abandonado.
Lo que a nosotros nos importa más directamente es su posible relación con las tumbas tardías del Asasif sur. D. Eigner ha planteado que estas podían estar orientadas hacia esta calzada, igual que la del Asasif norte lo están hacia la de Hatshepsut. Evidentemente, es una afirmación que no cuenta para la TT 209, tallada en la base del wadi y abierta hacia una dirección diferente a la de las otras tumbas. Pero para comprender el paisaje ceremonial en que se ubica el complejo que excavamos sería importante saber de qué manera el camino de un monumento inacabado se convirtió en una vía procesional activa. Nosotros, al menos por ahora, no podemos aportar datos nuevos a ese debate. Pero en él podrán entrar algún día las numerosas cerámicas del Reino Medio que están apareciendo en el yacimiento, como los ejemplares de la imagen superpuesta.
Los cuencos podían ser de uso cotidiano pero los dos vasitos inferiores solo aparecen en contexto ritual. Están muy deteriorados, por lo que no hay duda de que han rodado bastante hasta llegar al patio de la TT209. Lo más probable es que hayan caído de las tumbas que están en la parte alta de la colina de Gurna. Pero tampoco podemos negar la posibilidad de que vengan, a través del wadi, desde el área de la tumba real inacabada. Y para los cuencos también sería posible plantear que hayan sido usados para comer o beber por los trabajadores que construían la calzada hacia ese monumento y que estaba ya bastante avanzada por encima de la TT 209.
Lo que a nosotros nos importa más directamente es su posible relación con las tumbas tardías del Asasif sur. D. Eigner ha planteado que estas podían estar orientadas hacia esta calzada, igual que la del Asasif norte lo están hacia la de Hatshepsut. Evidentemente, es una afirmación que no cuenta para la TT 209, tallada en la base del wadi y abierta hacia una dirección diferente a la de las otras tumbas. Pero para comprender el paisaje ceremonial en que se ubica el complejo que excavamos sería importante saber de qué manera el camino de un monumento inacabado se convirtió en una vía procesional activa. Nosotros, al menos por ahora, no podemos aportar datos nuevos a ese debate. Pero en él podrán entrar algún día las numerosas cerámicas del Reino Medio que están apareciendo en el yacimiento, como los ejemplares de la imagen superpuesta.
Los cuencos podían ser de uso cotidiano pero los dos vasitos inferiores solo aparecen en contexto ritual. Están muy deteriorados, por lo que no hay duda de que han rodado bastante hasta llegar al patio de la TT209. Lo más probable es que hayan caído de las tumbas que están en la parte alta de la colina de Gurna. Pero tampoco podemos negar la posibilidad de que vengan, a través del wadi, desde el área de la tumba real inacabada. Y para los cuencos también sería posible plantear que hayan sido usados para comer o beber por los trabajadores que construían la calzada hacia ese monumento y que estaba ya bastante avanzada por encima de la TT 209.
31 de mayo de 2014
Por tercer día consecutivo, la temperatura ha subido por encima de 45 grados. Preferimos no saber con precisión cuántos más. Los trabajadores han pedido que no hiciésemos la pausa del desayuno para poder terminar media hora antes. Nosotros, en cambio, no podemos irnos porque ya entramos en la recta final de la excavación y cada minuto en el yacimiento cuenta. Y hemos decidido utilizar ya, hoy mismo, lo que será un nuevo espacio para el trabajo de mesa desde la campaña próxima: la sala transversal que estamos terminando de excavar.
No hemos bajado mesas ni lámparas específicas: un geotextil en el suelo y las lámparas de la excavación han sido suficientes para crearnos un lugar donde dibujar, tomar notas, redactar y hacer registros de material a una temperatura no solo soportable sino agradable. Sobre todo porque enfrente de nosotros hemos colocado el ventilador. De ahí que no nos hemos distribuido por la sala: todos estábamos tan cerca de la corriente de aire como nos era sido posible.
No hemos bajado mesas ni lámparas específicas: un geotextil en el suelo y las lámparas de la excavación han sido suficientes para crearnos un lugar donde dibujar, tomar notas, redactar y hacer registros de material a una temperatura no solo soportable sino agradable. Sobre todo porque enfrente de nosotros hemos colocado el ventilador. De ahí que no nos hemos distribuido por la sala: todos estábamos tan cerca de la corriente de aire como nos era sido posible.
30 de mayo de 2014
La sala transversal al término de la cuarta semana de trabajo de esta tercera campaña.
La actividad arqueológica, continua, colectiva -en consecuencia ruidosa- y, aquí, en los estratos más altos, hasta cierto punto incómoda por la falta de espacio, nos ha permitido alcanzar ya cotas muy bajas en esta sala, seguramente correspondientes al momento de utilización de la tumba como lugar de culto funerario.
La salida al exterior de todo el equipo para hacer la fotografía ha traído una calma que no habíamos vivido en este espacio. Los investigadores han empezado a llamar “tumbas templo” a estos grandes complejos tebanos de Periodo Tardío. Sus dimensiones y la presencia de estatuas de dioses facilitaban que albergasen actividades ceremoniales que sobrepasaban las habituales del culto al difunto. El descubrimiento de la mesa de ofrendas a comienzo de esta semana y el de las dos bases de mesa después, las dos que se ven en esta imagen, ha atraído nuestra atención hacia esas funciones. Con la sala vacía, a través del silencio y de la luz tamizada, casi se podía revivir la comunicación con lo sagrado que sintieron los fieles que se acercaron en el pasado hasta aquí. Aunque para ellos la recitación en voz alta de rituales tuviera más importancia que la adoración silenciosa.
La actividad arqueológica, continua, colectiva -en consecuencia ruidosa- y, aquí, en los estratos más altos, hasta cierto punto incómoda por la falta de espacio, nos ha permitido alcanzar ya cotas muy bajas en esta sala, seguramente correspondientes al momento de utilización de la tumba como lugar de culto funerario.
La salida al exterior de todo el equipo para hacer la fotografía ha traído una calma que no habíamos vivido en este espacio. Los investigadores han empezado a llamar “tumbas templo” a estos grandes complejos tebanos de Periodo Tardío. Sus dimensiones y la presencia de estatuas de dioses facilitaban que albergasen actividades ceremoniales que sobrepasaban las habituales del culto al difunto. El descubrimiento de la mesa de ofrendas a comienzo de esta semana y el de las dos bases de mesa después, las dos que se ven en esta imagen, ha atraído nuestra atención hacia esas funciones. Con la sala vacía, a través del silencio y de la luz tamizada, casi se podía revivir la comunicación con lo sagrado que sintieron los fieles que se acercaron en el pasado hasta aquí. Aunque para ellos la recitación en voz alta de rituales tuviera más importancia que la adoración silenciosa.
29 de mayo de 2014
Montaje de imágenes de la estratigrafía de la sala transversal, cuya excavación está ya muy avanzada. Servirá para hacer el dibujo del perfil estratigráfico, con corrección previa de las deformaciones que presenta toda fotografía –aquí ya lo están- y con sus elementos coordenados con referencias geográficas. El proceso ya lo habíamos explicado en una entrada de la segunda campaña, aunque en aquella ocasión se refería al dibujo de la planta de un estrato, no a un perfil (véase campaña 2013/4, 18 de enero). La imagen sólo nos interesa como base para un dibujo, no está pensada para ser publicada, por lo que no tomamos las precauciones estéticas que nos exigimos en otras fotografías de la excavación. En esta se ven cables de electricidad, tazas del té de media mañana y hasta la funda del prisma.
Además de como muestra de una más de las variadas tareas que se realizan en el yacimiento, hemos elegido esta imagen porque esta estratigrafía nos ha llevado a una reflexión sobre las consecuencias de la actividad de los arqueólogos sobre los yacimientos que estudian. Calculamos que entre un tercio y la mitad del volumen de depósitos que hemos retirado de la sala transversal y que se reflejan en la imagen corresponden al siglo XX. Es decir, son riadas e inundaciones que han entrado tras la apertura de la puerta por egiptólogos hace poco más de un siglo. En cien años ha entrado casi tanta agua y barro como en los dos mil anteriores. Es una explicación convincente de por qué se exige que la conclusión de todo proyecto sea la conservación del yacimiento estudiado. La propia excavación es una retirada de depósitos y, en sí misma, una destrucción. Pero además deja descubiertos unos restos que sin un plan de protección están condenados al deterioro. Si al concluir sus campañas aquellos investigadores hubieran puesto una pared de piedra sellando la entrada, la TT 209 estaría hoy en mejores condiciones. La experiencia ha enseñado a los arqueólogos actuales a evitar aquellos errores.
Además de como muestra de una más de las variadas tareas que se realizan en el yacimiento, hemos elegido esta imagen porque esta estratigrafía nos ha llevado a una reflexión sobre las consecuencias de la actividad de los arqueólogos sobre los yacimientos que estudian. Calculamos que entre un tercio y la mitad del volumen de depósitos que hemos retirado de la sala transversal y que se reflejan en la imagen corresponden al siglo XX. Es decir, son riadas e inundaciones que han entrado tras la apertura de la puerta por egiptólogos hace poco más de un siglo. En cien años ha entrado casi tanta agua y barro como en los dos mil anteriores. Es una explicación convincente de por qué se exige que la conclusión de todo proyecto sea la conservación del yacimiento estudiado. La propia excavación es una retirada de depósitos y, en sí misma, una destrucción. Pero además deja descubiertos unos restos que sin un plan de protección están condenados al deterioro. Si al concluir sus campañas aquellos investigadores hubieran puesto una pared de piedra sellando la entrada, la TT 209 estaría hoy en mejores condiciones. La experiencia ha enseñado a los arqueólogos actuales a evitar aquellos errores.
28 de mayo de 2014
La semana pasada terminamos la excavación en mesa de los depósitos de momificación encontrados en la campaña última. Después ha venido el proceso de reconstrucción de los recipientes que los contenían. La habilidad y la memoria visual de Azab han vuelto a ser puestos a prueba y, una vez más ha superado las expectativas.
El depósito está formado por, al menos, seis recipientes. Tres son con seguridad “sausage jars” “jarras salchichas” –el nombre es feo, sí, pero es el que le dan los ceramólogos–; a uno de ellos le falta la parte inferior. Además, hay una base sin cuerpo que pudo pertenecer a una pieza semejante. Una segunda base es más puntiaguda y recuerda lejanamente la forma de las ánforas, con paredes más rectas. Un sexto ejemplar era globular de boca muy ancha. Sin embargo, su arcilla está tan degradada –su cocción no debió de ser buena– que podremos llegar a reconstruir su silueta en el papel pero por ahora no hemos conseguido mantener unidos los fragmentos de sus paredes.
Las formas coinciden con las que se han publicado para depósitos de momificación de la dinastía XXVI o ligeramente posteriores.
Verlos juntos por primera vez, además de ser un placer estético, nos conduce a algunas reflexiones.
Una es sobre la propia forma de los recipientes. Parecen un pequeño repertorio de los modelos posibles. Habríamos esperado que seis objetos que cumplen la misma función tuvieran formas semejantes, pero en este conjunto hay una disparidad notable. Sin embargo, en la excavación no se apreciaron diferencias en los contenidos. No sabemos si en el análisis posterior podrán reconocerse.
La segunda es sobre la cronología de las piezas. Hasta donde señala la bibliografía actual, son de una fecha posterior a lo que suponemos para la construcción de la TT 209. O bien con nuestra excavación podemos ampliar el marco temporal de estos objetos o, más probablemente, corresponden a una utilización posterior del complejo como marco de nuevos enterramientos. Esto no debería extrañarnos pues es una situación que se ha producido con seguridad en las tumbas más cercanas.
Y una última cuestión. La parte que falta de estos recipientes no está perdida. Nos está esperando en la ampliación de la cuadrícula C2 en próximas campañas.
El depósito está formado por, al menos, seis recipientes. Tres son con seguridad “sausage jars” “jarras salchichas” –el nombre es feo, sí, pero es el que le dan los ceramólogos–; a uno de ellos le falta la parte inferior. Además, hay una base sin cuerpo que pudo pertenecer a una pieza semejante. Una segunda base es más puntiaguda y recuerda lejanamente la forma de las ánforas, con paredes más rectas. Un sexto ejemplar era globular de boca muy ancha. Sin embargo, su arcilla está tan degradada –su cocción no debió de ser buena– que podremos llegar a reconstruir su silueta en el papel pero por ahora no hemos conseguido mantener unidos los fragmentos de sus paredes.
Las formas coinciden con las que se han publicado para depósitos de momificación de la dinastía XXVI o ligeramente posteriores.
Verlos juntos por primera vez, además de ser un placer estético, nos conduce a algunas reflexiones.
Una es sobre la propia forma de los recipientes. Parecen un pequeño repertorio de los modelos posibles. Habríamos esperado que seis objetos que cumplen la misma función tuvieran formas semejantes, pero en este conjunto hay una disparidad notable. Sin embargo, en la excavación no se apreciaron diferencias en los contenidos. No sabemos si en el análisis posterior podrán reconocerse.
La segunda es sobre la cronología de las piezas. Hasta donde señala la bibliografía actual, son de una fecha posterior a lo que suponemos para la construcción de la TT 209. O bien con nuestra excavación podemos ampliar el marco temporal de estos objetos o, más probablemente, corresponden a una utilización posterior del complejo como marco de nuevos enterramientos. Esto no debería extrañarnos pues es una situación que se ha producido con seguridad en las tumbas más cercanas.
Y una última cuestión. La parte que falta de estos recipientes no está perdida. Nos está esperando en la ampliación de la cuadrícula C2 en próximas campañas.
27 de mayo de 2014
En la cima de la ladera del wadi, junto a la tienda, hay un reino pequeño en el que solo entramos como invitados. Tiene su propio señor. Es Azab, nuestro especialista en la reconstrucción de los recipientes cerámicos, una tarea complicada pues trabaja con puzles tridimensionales de los que no tiene el modelo.
Su espacio es un hule verde de unos 5x6 metros con divisiones internas móviles mediante adobes. Sobre él distribuimos los fragmentos de cerámica por proximidad estratigráfica. Los de un estrato se colocan junto a los del superior o los del inferior o de uno con el que supongamos alguna relación. Eso ayuda a ver uniones de fragmentos que no han aparecido juntos y son de una importancia enorme para el análisis de la estratigrafía, además de para el estudio de los propios recipientes y su función en la vida y la muerte de los egipcios antiguos.
Pero la memoria visual de Azab no se limita a estos casos “fáciles”. Ayer vino con dos fragmentos muy diferentes entre sí y de aspecto muy específico y dijo que quería ver las cajas de las campañas pasadas. En la segunda que revisamos aparecieron fragmentos que se unían a ambos. El primero es una pieza de unos 30 centímetros de diámetro, excepcional por su tamaño; puede verse cómo ha empezado a reconstruirlo en la caja de arena detrás de él. El segundo está en sus manos: unos galbos sin forma se están convirtiendo en un jarro ovoide de fines del Periodo Tardío.
Su espacio es un hule verde de unos 5x6 metros con divisiones internas móviles mediante adobes. Sobre él distribuimos los fragmentos de cerámica por proximidad estratigráfica. Los de un estrato se colocan junto a los del superior o los del inferior o de uno con el que supongamos alguna relación. Eso ayuda a ver uniones de fragmentos que no han aparecido juntos y son de una importancia enorme para el análisis de la estratigrafía, además de para el estudio de los propios recipientes y su función en la vida y la muerte de los egipcios antiguos.
Pero la memoria visual de Azab no se limita a estos casos “fáciles”. Ayer vino con dos fragmentos muy diferentes entre sí y de aspecto muy específico y dijo que quería ver las cajas de las campañas pasadas. En la segunda que revisamos aparecieron fragmentos que se unían a ambos. El primero es una pieza de unos 30 centímetros de diámetro, excepcional por su tamaño; puede verse cómo ha empezado a reconstruirlo en la caja de arena detrás de él. El segundo está en sus manos: unos galbos sin forma se están convirtiendo en un jarro ovoide de fines del Periodo Tardío.
26 de mayo de 2014
De las breves líneas del informe de R. Mond sobre la TT 209 se deduce que en 1903/4 encontró una mesa de ofrendas en la sala transversal, la sala que estamos excavando en esta campaña. Por el dibujo esquemático que acompaña al texto (véase la sección “trabajos anteriores a nuestro proyecto” en este sitio web), debía de encontrarse cerca de la puerta que conduce a la sala de los cuatro pilares. No describe la mesa, ni menciona su destino: si se la llevó a Inglaterra –seguramente sí– y dónde se conservaba. A pesar de que hemos preguntado en museos británicos que recibieron donaciones de su colección personal, por ahora no hemos podido localizarla.
Tal vez desde hoy la búsqueda sea más fácil. Junto a la puerta del muro oeste descubierta al inicio de la campaña, ha aparecido esta mesa de ofrendas. Es de arenisca y está en perfectas condiciones. No presenta inscripciones con el nombre de su destinatario, pero debió de tenerlas, pues la superficie en unos de los lados está rebajada mediante golpes de cincel. En ella se representaron dos recipientes para agua fría, cuatro panes, una cabeza de ave y otra de bóvido. Son unas imágenes coherentes con su función: las propias ofrendas que debía recibir el difunto en cada ceremonia del culto funerario.
Pero también ha venido con una retahíla de preguntas. Si es coetánea a la tumba o se incorporó en una reutilización posterior. Cuál era su ubicación original, pues ahora está rodeada por la arena de una riada y es posible que el agua produjera algún desplazamiento. Si era similar a la que descubrió Mond o diferente. Qué relación puede guardar con esta y con una base de mesa de ofrenda que está apareciendo también en la sala transversal…
Tal vez desde hoy la búsqueda sea más fácil. Junto a la puerta del muro oeste descubierta al inicio de la campaña, ha aparecido esta mesa de ofrendas. Es de arenisca y está en perfectas condiciones. No presenta inscripciones con el nombre de su destinatario, pero debió de tenerlas, pues la superficie en unos de los lados está rebajada mediante golpes de cincel. En ella se representaron dos recipientes para agua fría, cuatro panes, una cabeza de ave y otra de bóvido. Son unas imágenes coherentes con su función: las propias ofrendas que debía recibir el difunto en cada ceremonia del culto funerario.
Pero también ha venido con una retahíla de preguntas. Si es coetánea a la tumba o se incorporó en una reutilización posterior. Cuál era su ubicación original, pues ahora está rodeada por la arena de una riada y es posible que el agua produjera algún desplazamiento. Si era similar a la que descubrió Mond o diferente. Qué relación puede guardar con esta y con una base de mesa de ofrenda que está apareciendo también en la sala transversal…
25 de mayo de 2014
Este árbol del jardín de nuestra casa, que en el árabe coloquial de Luxor se llama “nabak”, es el centro de varias tradiciones muy extendidas en el Alto Egipto. Hoy nos ha contado una de ellas nuestro anfitrión en una comida a la que hemos sido invitados.
La población de esta región corta algunas ramas y las ponen, cubiertas de agua, en un cuenco, barreño u otro recipiente abierto y ancho. Lo suben a la azotea de la casa al atardecer y lo dejan allí toda la noche, “para que lo vean las estrellas” según la expresión de nuestro informante. Al día siguiente, ya impregnada el agua de la luz estelar, se utiliza para rociar las habitaciones de la casa, que queda así protegida gracias a la fuerza adquirida por el líquido. Parece que algunas personas utilizan también esa agua para lavarse y quitarse los males.
Para los egiptólogos, no menos importantes que esta tradición vigente lo son sus antecedentes. Nosotros la llamamos persea, aunque no forma parte de la familia de plantas con este nombre. En época antigua era utilizada en prácticas religiosas. Ramos de persea estaban presentes en las ceremonias de enterramiento y nosotros mismos hemos encontrado sus hojas en torno a los depósitos de momificación que excavamos en la pasada campaña.
La población de esta región corta algunas ramas y las ponen, cubiertas de agua, en un cuenco, barreño u otro recipiente abierto y ancho. Lo suben a la azotea de la casa al atardecer y lo dejan allí toda la noche, “para que lo vean las estrellas” según la expresión de nuestro informante. Al día siguiente, ya impregnada el agua de la luz estelar, se utiliza para rociar las habitaciones de la casa, que queda así protegida gracias a la fuerza adquirida por el líquido. Parece que algunas personas utilizan también esa agua para lavarse y quitarse los males.
Para los egiptólogos, no menos importantes que esta tradición vigente lo son sus antecedentes. Nosotros la llamamos persea, aunque no forma parte de la familia de plantas con este nombre. En época antigua era utilizada en prácticas religiosas. Ramos de persea estaban presentes en las ceremonias de enterramiento y nosotros mismos hemos encontrado sus hojas en torno a los depósitos de momificación que excavamos en la pasada campaña.
24 de mayo de 2014
Los nueve escalones que, el jueves, nos llevaron al cielo.
Habíamos ya descubierto la base de esta escalera a finales de la campaña anterior, sabíamos las medidas de la parte visible y podíamos deducir lo que aún estaba cubierto. Tiene más de cuatro metros de anchura, la mayor de las documentadas en tumbas tebanas tardías. Y la impresión de monumentalidad que produce cuando se desciende es algo en lo que no habíamos pensado y que solo asumimos al experimentarlo nosotros mismos. El arquitecto que la diseñó tuvo una intuición genial. Estamos seguros que no es la única y estamos deseando conocer alguna otra de sus innovaciones.
Habíamos ya descubierto la base de esta escalera a finales de la campaña anterior, sabíamos las medidas de la parte visible y podíamos deducir lo que aún estaba cubierto. Tiene más de cuatro metros de anchura, la mayor de las documentadas en tumbas tebanas tardías. Y la impresión de monumentalidad que produce cuando se desciende es algo en lo que no habíamos pensado y que solo asumimos al experimentarlo nosotros mismos. El arquitecto que la diseñó tuvo una intuición genial. Estamos seguros que no es la única y estamos deseando conocer alguna otra de sus innovaciones.
23 de mayo de 2014
Las cuadrículas exteriores del yacimiento al término de la tercera semana de esta tercera campaña.
La fachada de las cámaras subterráneas está ya consolidada. El vano de la puerta está también preparado para el cierre que protegerá el interior.
La fachada de las cámaras subterráneas está ya consolidada. El vano de la puerta está también preparado para el cierre que protegerá el interior.
22 de mayo de 2014
A primera hora de la mañana, Hasan e Ibrahim daban por terminado el revoco de la fachada. La alegría de ver terminada esa tarea no ha sido la única del día.
Después del desayuno, Juan Carlos y Daniel han tomado las coordenadas de lo que evidentemente era la última capa de la estratigrafía que cubría el acceso a las cámaras subterráneas. Retirar ese último estrato ha sido una fiesta. El trabajo se ha ido abandonando en las otra áreas del yacimiento y media hora antes del fin de la jornada todos estábamos en torno a esta cuadrícula. Las actividades habituales de retirar gravas, comprobar piedras, guardar hallazgos, barrer, normalmente jerarquizadas, se han convertido en tarea común. Los porteadores corrían con los cestos de escombros. Las risas, los gritos, las bromas continuaban creciendo. Nadie parecía haberse dado cuenta que había llegado la hora de acabar el trabajo. No creo que el descubrimiento más famoso de unos escalones egipcios, un 4 de noviembre de 1922, provocara una emoción mayor que la que experimentábamos nosotros en ese momento. Una escalera puede ser también “una cosa maravillosa”. Esta, al menos, lo es.
Por delante del grupo está el acceso recién descubierto; por detrás de él, la fachada ya consolidada. Nuestra fotografía del día es un homenaje a todos los que han contribuido a que hoy se hayan alcanzado estos dos objetivos. En Luxor, en La Laguna y en tantos otros lugares. Con un agradecimiento especial a Fernando, que cumple la doble función de ser nuestro arquitecto y restaurador.
Después del desayuno, Juan Carlos y Daniel han tomado las coordenadas de lo que evidentemente era la última capa de la estratigrafía que cubría el acceso a las cámaras subterráneas. Retirar ese último estrato ha sido una fiesta. El trabajo se ha ido abandonando en las otra áreas del yacimiento y media hora antes del fin de la jornada todos estábamos en torno a esta cuadrícula. Las actividades habituales de retirar gravas, comprobar piedras, guardar hallazgos, barrer, normalmente jerarquizadas, se han convertido en tarea común. Los porteadores corrían con los cestos de escombros. Las risas, los gritos, las bromas continuaban creciendo. Nadie parecía haberse dado cuenta que había llegado la hora de acabar el trabajo. No creo que el descubrimiento más famoso de unos escalones egipcios, un 4 de noviembre de 1922, provocara una emoción mayor que la que experimentábamos nosotros en ese momento. Una escalera puede ser también “una cosa maravillosa”. Esta, al menos, lo es.
Por delante del grupo está el acceso recién descubierto; por detrás de él, la fachada ya consolidada. Nuestra fotografía del día es un homenaje a todos los que han contribuido a que hoy se hayan alcanzado estos dos objetivos. En Luxor, en La Laguna y en tantos otros lugares. Con un agradecimiento especial a Fernando, que cumple la doble función de ser nuestro arquitecto y restaurador.
21 de mayo de 2014
La excavación del wadi está produciendo una visión inesperada del desierto tebano y de la vida que también se desarrollaba en él. Hoy ha sido en la cuadrícula C2, cuya excavación dirige Daniel con cuidado extremo, donde se ha encontrado un testimonio sugestivo. En algún momento de fines de la época antigua –aún no podemos precisar más la fecha del estrato- hubo una lluvia que causó la habitual riada de agua y barro y que al decantarse dejó el limo más fino en la capa más superficial. Cuando esta tafla –su nombre egipcio- se estaba secando, se produjo una llovizna. Esta vez solo unas gotas, no una precipitación torrencial como la que había provocado la inundación unos días antes. Y en las zonas donde la superficie estaba todavía húmeda, las gotas quedaron marcadas, agua del cielo fosilizada sobre el desierto.
20 de mayo de 2014
En 1902 Robert Mond financió y desarrolló su primera campaña de excavaciones en Egipto. Empezó precisamente por la que después fue denominada TT 209 (véase la sección “trabajos anteriores a nuestro proyecto” en este sitio web) y que la población local llamaba Bab Mundi, “Puerta de Mond”. En su informe sobre los trabajos desarrollados en la segunda campaña, la de 1903/4, representa el modo en que accedió hasta las cámaras subterráneas: una trinchera que iba de la sala transversal hasta el pozo de la cámara oriental.
Esa misma trinchera es la que aparece en la fotografía. Esta mañana hemos excavado los estratos que la llenaban, haciendo visibles sus laterales. Haber retirado ya esa estratigrafía del siglo XX nos evita que se puedan producir errores al excavar y que pudiera mezclarse el material que ocupaba la trinchera con el de los estratos laterales, que son antiguos. Además, nos permite ponernos en el lugar de Mond y ver lo que él vio hace un siglo: la puerta hacia las siguientes cámaras. Y también deducir lo que no vio, pues no llegó a liberar de tierra la jamba izquierda de esta puerta. Eso le impidió ver –y nosotros solo hemos alcanzado a reconocer por ahora unos centímetros- que además de por inscripciones, el marco estaba decorado con el relieve de una escena de ofrenda.
Esa misma trinchera es la que aparece en la fotografía. Esta mañana hemos excavado los estratos que la llenaban, haciendo visibles sus laterales. Haber retirado ya esa estratigrafía del siglo XX nos evita que se puedan producir errores al excavar y que pudiera mezclarse el material que ocupaba la trinchera con el de los estratos laterales, que son antiguos. Además, nos permite ponernos en el lugar de Mond y ver lo que él vio hace un siglo: la puerta hacia las siguientes cámaras. Y también deducir lo que no vio, pues no llegó a liberar de tierra la jamba izquierda de esta puerta. Eso le impidió ver –y nosotros solo hemos alcanzado a reconocer por ahora unos centímetros- que además de por inscripciones, el marco estaba decorado con el relieve de una escena de ofrenda.
19 de mayo de 2014
Una excavación arqueológica en un wadi desértico no podría hacerse sin un suministro de agua permanente. Apenas se usa para el propio trabajo, pero es imprescindible para sobrevivir en este lugar: para beber, refrescarnos la cara o las manos, lavar la cerámica o para el mortero con que estamos consolidando la fachada.
Del suministro se encarga Mustafa. Él y su burro, pues éste cumple también una parte importante en esta tarea. Cada mañana, al mismo tiempo que llegamos nosotros, los vemos subir hacia la cima del wadi, empujando el depósito. Éste debe de ser muy pesado y el camino para alcanzar nuestra tienda está muy empinado. El pobre animal tiene que tirar con fuerza mientras su dueño le ayuda empujando por detrás. No podríamos asegurarlo, pero nos da la impresión que Mustafa tiene respeto a su colaborador. Nunca le hemos visto que le pegase para animarle a tirar. Cuando por fin alcanzan nuestro yacimiento, el burro es liberado de su carga y muestra su alegría, cada mañana, dando saltos y trotando alrededor. Su regocijo no se debe solo a que haya terminado su trabajo. A continuación recibe su recompensa: un desayuno consistente en un manojo de cañas verdes que él mismo transporta junto al agua.
Nos cae bien el animal. Es simpático. Pero eso no nos obliga a ser previsibles. No le hemos llamado Platero.
Del suministro se encarga Mustafa. Él y su burro, pues éste cumple también una parte importante en esta tarea. Cada mañana, al mismo tiempo que llegamos nosotros, los vemos subir hacia la cima del wadi, empujando el depósito. Éste debe de ser muy pesado y el camino para alcanzar nuestra tienda está muy empinado. El pobre animal tiene que tirar con fuerza mientras su dueño le ayuda empujando por detrás. No podríamos asegurarlo, pero nos da la impresión que Mustafa tiene respeto a su colaborador. Nunca le hemos visto que le pegase para animarle a tirar. Cuando por fin alcanzan nuestro yacimiento, el burro es liberado de su carga y muestra su alegría, cada mañana, dando saltos y trotando alrededor. Su regocijo no se debe solo a que haya terminado su trabajo. A continuación recibe su recompensa: un desayuno consistente en un manojo de cañas verdes que él mismo transporta junto al agua.
Nos cae bien el animal. Es simpático. Pero eso no nos obliga a ser previsibles. No le hemos llamado Platero.
18 de mayo de 2014
La retirada de dos metros de estratos de riadas en el interior de la sala transversal empieza a dar resultados. Estamos en un nivel que debe de corresponder con los últimos momentos de ocupación en la época antigua. Esta mañana han aparecido varios recipientes de piedra, muy toscos, y el escarabeo de lapislázuli que ilustra la jornada de trabajo.
La pieza tiene un significado histórico especial por la materia prima en que está elaborada. Todo el lapislázuli utilizado en el Oriente y norte de África antiguos tenía un origen único: las montañas de Afganistán. Transportarlo hasta Mesopotamia y el Mediterráneo suponía la existencia de una red de tráfico comercial que se basaba en una organización excepcional por las distancias que tenía que cubrir. Llevarlo hasta Egipto, aún más lejos, multiplicaba las dificultades, los intermediarios y las necesidades de una logística bien establecida para su transporte.
Además, el escarabeo se ha revestido en las conversaciones de la mañana de un cierto valor sentimental. Uno de los miembros de este equipo empezó su primera campaña en Egipto, hace más de veinticinco años, registrando la aparición de un objeto del mismo tipo e idéntico material, aunque algo diferente, pues aquél estaba inscrito y era de un tamaño considerablemente mayor.
La pieza tiene un significado histórico especial por la materia prima en que está elaborada. Todo el lapislázuli utilizado en el Oriente y norte de África antiguos tenía un origen único: las montañas de Afganistán. Transportarlo hasta Mesopotamia y el Mediterráneo suponía la existencia de una red de tráfico comercial que se basaba en una organización excepcional por las distancias que tenía que cubrir. Llevarlo hasta Egipto, aún más lejos, multiplicaba las dificultades, los intermediarios y las necesidades de una logística bien establecida para su transporte.
Además, el escarabeo se ha revestido en las conversaciones de la mañana de un cierto valor sentimental. Uno de los miembros de este equipo empezó su primera campaña en Egipto, hace más de veinticinco años, registrando la aparición de un objeto del mismo tipo e idéntico material, aunque algo diferente, pues aquél estaba inscrito y era de un tamaño considerablemente mayor.
17 de mayo de 2014
Cerrar la puerta de las cámaras subterráneas es una de las prioridades de la campaña, por protección de la tumba y por seguridad de lo que se guarda en el interior. Durante la semana pasada, en conversaciones con los responsables de la zona media de la necrópolis tebana (Asasif y Gurna), establecimos tres posibles modelos de cierre. Fernando creó las reconstrucciones virtuales sobre las que se ha decidido el definitivo.
Esas posibilidades eran:
· Modelo 1. Dos muros cortos, perpendiculares a la fachada, que encierran todo el marco de la puerta con su decoración y se cierran por delante y por encima con una reja. Presenta como positivo que protege la portada pero como inconveniente que desfiguran por completo el aspecto del monumento y, en realidad, la decoración preservada es de escasa entidad.
· Modelo 2. Dos columnas de ladrillo en el intradós de las jambas que sirven para fijar una puerta metálica y sustentar el dintel y un cierre de mampostería hasta cubrir el vano. Es la solución que menos interfiere con la fachada pero reduce la luz del vano y solo permite una puerta muy estrecha.
· Modelo 3. Igual que el anterior, pero con dos columnas de piedra en el espesor del muro, detrás de la moldura exterior. Deja más anchura en el vano que el diseño 2, pero tapa los agujeros que sujetaban la puerta original.
Finalmente, las autoridades locales del Ministerio de Antigüedades se han decidido por el segundo modelo, que es el que mostramos como ilustración del día de hoy. De hecho, esta misma mañana hemos recibido ya los materiales y hemos empezado a levantar los pequeños muros laterales y el cierre sobre el dintel.
Esas posibilidades eran:
· Modelo 1. Dos muros cortos, perpendiculares a la fachada, que encierran todo el marco de la puerta con su decoración y se cierran por delante y por encima con una reja. Presenta como positivo que protege la portada pero como inconveniente que desfiguran por completo el aspecto del monumento y, en realidad, la decoración preservada es de escasa entidad.
· Modelo 2. Dos columnas de ladrillo en el intradós de las jambas que sirven para fijar una puerta metálica y sustentar el dintel y un cierre de mampostería hasta cubrir el vano. Es la solución que menos interfiere con la fachada pero reduce la luz del vano y solo permite una puerta muy estrecha.
· Modelo 3. Igual que el anterior, pero con dos columnas de piedra en el espesor del muro, detrás de la moldura exterior. Deja más anchura en el vano que el diseño 2, pero tapa los agujeros que sujetaban la puerta original.
Finalmente, las autoridades locales del Ministerio de Antigüedades se han decidido por el segundo modelo, que es el que mostramos como ilustración del día de hoy. De hecho, esta misma mañana hemos recibido ya los materiales y hemos empezado a levantar los pequeños muros laterales y el cierre sobre el dintel.
16 de mayo de 2014
La sala transversal al término de la segunda semana de trabajo.
La fotografía está tomada desde el lado oriental y se distingue bien el paulatino descubrimiento de la nueva puerta, en la pared occidental.
La fotografía está tomada desde el lado oriental y se distingue bien el paulatino descubrimiento de la nueva puerta, en la pared occidental.
15 de mayo de 2014
Entre las tareas ligadas a la consolidación de la fachada de las cámaras inferiores, estamos estudiando si todavía puede identificarse alguno de los elementos decorativos que componían el marco de su puerta. Este marco debía de ser el rasgo central de esa pared, el foco de atención cuando se descendía por la escalera de acceso hacia el interior de los subterráneos.
Como base para nuestra pesquisa, hemos intentado reconocer la decoración que se conserva en el dintel de la puerta que va de la sala transversal, donde estamos excavando, a la sala de los cuatro pilares. Esa pared está cubierta de carbonatos, por lo que a priori estábamos poco seguros del resultado. Sin embargo, hemos podido reconocer y medir con precisión cada uno de los elementos de este segundo marco decorativo. Con esa información, Fernando ha realizado este dibujo, que se convierte ya en el punto de partida de la documentación arquitectónica y decorativa de la pared norte de la sala transversal. Por cierto… a pesar del carbonato cálcico, se distinguen también bastante bien los jeroglifos escritos en las bandas horizontales y las columnas de las jambas. Podrán leerse.
Como base para nuestra pesquisa, hemos intentado reconocer la decoración que se conserva en el dintel de la puerta que va de la sala transversal, donde estamos excavando, a la sala de los cuatro pilares. Esa pared está cubierta de carbonatos, por lo que a priori estábamos poco seguros del resultado. Sin embargo, hemos podido reconocer y medir con precisión cada uno de los elementos de este segundo marco decorativo. Con esa información, Fernando ha realizado este dibujo, que se convierte ya en el punto de partida de la documentación arquitectónica y decorativa de la pared norte de la sala transversal. Por cierto… a pesar del carbonato cálcico, se distinguen también bastante bien los jeroglifos escritos en las bandas horizontales y las columnas de las jambas. Podrán leerse.
14 de mayo de 2014
Mientras en el wadi se cierra el hueco de la fachada y en la sala transversal continúa la excavación de depósitos aluviales, en la tienda Fernando prosigue la extracción de los depósitos de momificación.
Una de las cuestiones que más nos ha llamado la atención es que en el centro de dos recipientes hemos reconocido un conjunto de bolsas creadas con las vendas mismas. Aparentan estar fabrica-das como contenedores, según se ve en la fotografía. Pero en realidad los bordes no están cosidos. Se producen al envolver en las vendas normales unas pequeñas cantidades de una materia que debía de ser plástica, pues permite llenar y ajustar las bolsas de tejido con ella. En la actualidad el contenido es un polvillo amarillento pálido, muy diferente al de la tierra que llena los recipientes. Podría ser natrón, pero sin un análisis no podemos tener la seguridad.
Otra cuestión que también nos está resultando llamativa es que en el interior de los depósitos no se ha identificado ninguno de los restos de plantas que aparecían en el exterior. Es posible que las hojas formaran parte de ramos o hileras vegetales que debieron de depositarse junto a los recipientes, pero no dentro de ellos.
Una de las cuestiones que más nos ha llamado la atención es que en el centro de dos recipientes hemos reconocido un conjunto de bolsas creadas con las vendas mismas. Aparentan estar fabrica-das como contenedores, según se ve en la fotografía. Pero en realidad los bordes no están cosidos. Se producen al envolver en las vendas normales unas pequeñas cantidades de una materia que debía de ser plástica, pues permite llenar y ajustar las bolsas de tejido con ella. En la actualidad el contenido es un polvillo amarillento pálido, muy diferente al de la tierra que llena los recipientes. Podría ser natrón, pero sin un análisis no podemos tener la seguridad.
Otra cuestión que también nos está resultando llamativa es que en el interior de los depósitos no se ha identificado ninguno de los restos de plantas que aparecían en el exterior. Es posible que las hojas formaran parte de ramos o hileras vegetales que debieron de depositarse junto a los recipientes, pero no dentro de ellos.
13 de mayo de 2014
Una de las finalidades de nuestro trabajo consiste en devolver una función patrimonial a los yacimientos que investigamos. Para esto es imprescindible preservarlos tras la excavación y, si es posible, convertirlos en visitables. Y también hacerlos comprensibles mediante presentaciones de diferentes niveles de complejidad, desde la publicación de textos académicos a exposiciones de divulgación más general.
Esta mañana hemos dado un paso importante en la primera de estas actividades, la de conservación. Hasan, el señor que aparece en la fotografía, está levantando el pequeño muro que a esta hora ya cubre el agujero de la fachada de las cámaras subterráneas. Con ese cierre, no solo imposibilitamos el acceso de visitantes no deseados; también la entrada de más depósitos sedimentarios desde el exterior. Además, será un apoyo adicional para la bóveda de la sala transversal, que se sustentaba solo en un fragmento de pared. Con eso reforzamos la estabilidad del techo y aumentamos nuestra seguridad para continuar el trabajo interior.
Esta mañana hemos dado un paso importante en la primera de estas actividades, la de conservación. Hasan, el señor que aparece en la fotografía, está levantando el pequeño muro que a esta hora ya cubre el agujero de la fachada de las cámaras subterráneas. Con ese cierre, no solo imposibilitamos el acceso de visitantes no deseados; también la entrada de más depósitos sedimentarios desde el exterior. Además, será un apoyo adicional para la bóveda de la sala transversal, que se sustentaba solo en un fragmento de pared. Con eso reforzamos la estabilidad del techo y aumentamos nuestra seguridad para continuar el trabajo interior.
12 de mayo de 2014
La excavación de la sala transversal y del patio había dejado a cierta altura nuestras antiguas vías de acceso al interior de las cámaras subterráneas por el agujero de la pared. Desde comienzo de la semana, la puerta estaba despejada, por lo que podíamos empezar a usarla como acceso.
Ayer probamos a instalar los tablones de madera en una línea directa desde el exterior hasta el espacio ante la puerta, pero la pendiente era tan pronunciada que no podíamos descender sin riesgo. Tuvimos que volver a colocarlos como habían estado previamente mientras buscábamos otra solución.
Fernando estuvo dibujando varias posibilidades y finalmente la más práctica es la que se ve en la imagen: una sucesión de dos pares de tablones, en zig-zag, apoyados en un murete de adobes. Al ganar longitud se suaviza el desnivel y bajamos sin hacer ejercicios de equilibrio.
Ayer probamos a instalar los tablones de madera en una línea directa desde el exterior hasta el espacio ante la puerta, pero la pendiente era tan pronunciada que no podíamos descender sin riesgo. Tuvimos que volver a colocarlos como habían estado previamente mientras buscábamos otra solución.
Fernando estuvo dibujando varias posibilidades y finalmente la más práctica es la que se ve en la imagen: una sucesión de dos pares de tablones, en zig-zag, apoyados en un murete de adobes. Al ganar longitud se suaviza el desnivel y bajamos sin hacer ejercicios de equilibrio.
11 de mayo de 2014
Los recipientes cerámicos que forman el depósito de momificación hallado en la campaña pasada (pueden verse en las entradas de 9 y 18 de enero) están siendo “excavados” sobre una de las mesas en la tienda.
Para hacerlo, disponemos el conjunto que extraímos del terreno sobre una tabla de madera. Sobre la superficie colocamos también una numeración que nos permite identificar de qué cuadrante del depósito se van extrayendo los diferentes componentes. Una de las razones es llegar a identificar, a partir de su disposición, en qué orden se introdujo el contenido en los recipientes. Para eso, tendremos que llegar a reconocer dónde está la base y donde está la boca, lo que no es evidente cuando no se ha iniciado la extracción; sin embargo, podremos verlo bien cuando se unan los fragmentos una vez terminada toda la operación.
Ya hay una bibliografía amplia sobre estos depósitos, por lo que nos habíamos preparado con su lectura antes de iniciar la campaña actual.
Como ya esperábamos, están apareciendo semillas. También los testimonios de la acción de insectos; en nuestro caso, la de las termitas es una de las más visibles. Resultan muy curiosos los restos de resinas: algunos goterones parecen haberse movido por el interior del contenedor cerámico, como si estuvieran líquidas cuando se introdujeron, si no ha sido el calor el que las licuó cuando ya estaban dentro. Lo más llamativo son las vendas: las hay elaboradas de distintos modos y la trama de algunos tejidos es impresionante, con una regularidad que no esperábamos para un trabajo artesanal. La fotografía corresponde a las del depósito 2, que mantienen aún la forma del recipiente que las contuvo.
Para hacerlo, disponemos el conjunto que extraímos del terreno sobre una tabla de madera. Sobre la superficie colocamos también una numeración que nos permite identificar de qué cuadrante del depósito se van extrayendo los diferentes componentes. Una de las razones es llegar a identificar, a partir de su disposición, en qué orden se introdujo el contenido en los recipientes. Para eso, tendremos que llegar a reconocer dónde está la base y donde está la boca, lo que no es evidente cuando no se ha iniciado la extracción; sin embargo, podremos verlo bien cuando se unan los fragmentos una vez terminada toda la operación.
Ya hay una bibliografía amplia sobre estos depósitos, por lo que nos habíamos preparado con su lectura antes de iniciar la campaña actual.
Como ya esperábamos, están apareciendo semillas. También los testimonios de la acción de insectos; en nuestro caso, la de las termitas es una de las más visibles. Resultan muy curiosos los restos de resinas: algunos goterones parecen haberse movido por el interior del contenedor cerámico, como si estuvieran líquidas cuando se introdujeron, si no ha sido el calor el que las licuó cuando ya estaban dentro. Lo más llamativo son las vendas: las hay elaboradas de distintos modos y la trama de algunos tejidos es impresionante, con una regularidad que no esperábamos para un trabajo artesanal. La fotografía corresponde a las del depósito 2, que mantienen aún la forma del recipiente que las contuvo.
10 de mayo de 2014
Hoy hemos retirado el murete de piedras que cerraba la puerta de las cámaras subterráneas.
Lo hemos hecho con cierta tristeza. Se trataba de un cierre antiguo y no deja de ser la desaparición física de un testimonio de la vida en torno a la tumba, por mucho que lo hemos documentado con todos los modos a nuestro alcance. No estaba relacionado, evidentemente, con la construcción original. La tumba tuvo en origen una puerta de madera para cerrarla, como es lógico. Pero en algún momento posterior, cuando ésta ya estaba deteriorada o había sido retirada por otras razones que desconocemos, se levantó un murete de mampostería muy irregular como cierre. Contra él se estrelló una riada que formó el estrato más bajo que cubría la escalera de descenso.
Pero en la excavación arqueológica es imprescindible retirar unas unidades para poder trabajar con las siguientes y el murete hacía imposible el tránsito por la puerta. Se ha fotografiado, medido, tomado las coordenadas de cada piedra y éstas se han almacenado en un bancal en el exterior.
En los próximos días vamos a empezar a cubrir el hueco de la pared, el que hemos utilizado durante dos campañas para acceder al interior. Y eso dejará ya como único vano de acceso la puerta original. Este cierre del hueco supone otros ajustes en el modo de trabajo: hay que pensar en una nueva estructura de madera para descender al suelo sin tocar ni las escaleras originales ni los estratos que aún no hemos retirado; hay que establecer un nuevo punto cero interior, pues el que estamos utilizando se halló desde el exterior y, por tanto, enfrente de la puerta; hay que organizar la iluminación interior, pues vamos a cerrar la principal entrada de luz.
Lo hemos hecho con cierta tristeza. Se trataba de un cierre antiguo y no deja de ser la desaparición física de un testimonio de la vida en torno a la tumba, por mucho que lo hemos documentado con todos los modos a nuestro alcance. No estaba relacionado, evidentemente, con la construcción original. La tumba tuvo en origen una puerta de madera para cerrarla, como es lógico. Pero en algún momento posterior, cuando ésta ya estaba deteriorada o había sido retirada por otras razones que desconocemos, se levantó un murete de mampostería muy irregular como cierre. Contra él se estrelló una riada que formó el estrato más bajo que cubría la escalera de descenso.
Pero en la excavación arqueológica es imprescindible retirar unas unidades para poder trabajar con las siguientes y el murete hacía imposible el tránsito por la puerta. Se ha fotografiado, medido, tomado las coordenadas de cada piedra y éstas se han almacenado en un bancal en el exterior.
En los próximos días vamos a empezar a cubrir el hueco de la pared, el que hemos utilizado durante dos campañas para acceder al interior. Y eso dejará ya como único vano de acceso la puerta original. Este cierre del hueco supone otros ajustes en el modo de trabajo: hay que pensar en una nueva estructura de madera para descender al suelo sin tocar ni las escaleras originales ni los estratos que aún no hemos retirado; hay que establecer un nuevo punto cero interior, pues el que estamos utilizando se halló desde el exterior y, por tanto, enfrente de la puerta; hay que organizar la iluminación interior, pues vamos a cerrar la principal entrada de luz.
9 de mayo de 2014
Las cuadrículas exteriores al término de la primera semana de trabajo de esta tercera campaña.
Conseguir que el yacimiento se vea limpio ha resultado difícil. Durante tres días hemos sufrido un vendaval de mil genios del desierto, con cielo parduzco, rachas de viento cálido, polvo en los pulmones, arenilla en la cara e incluso goterones de lluvias el jueves por la tarde. Por fortuna hoy ya no ha soplado y al irse nos ha dejado una bajada notable de las temperaturas.
Conseguir que el yacimiento se vea limpio ha resultado difícil. Durante tres días hemos sufrido un vendaval de mil genios del desierto, con cielo parduzco, rachas de viento cálido, polvo en los pulmones, arenilla en la cara e incluso goterones de lluvias el jueves por la tarde. Por fortuna hoy ya no ha soplado y al irse nos ha dejado una bajada notable de las temperaturas.
8 de mayo de 2014
La semana empezó muy bien y termina al menos igual.
La ampliación de las cuadrículas C1 y C2 hacia el Este, para identificar cómo era el patio por ese lado, ha tenido un éxito rápido. Apenas habíamos empezado a limpiar la superficie apareció la roca madre. Estaba más alta que el suelo del patio, por lo que permitía suponer que en esa zona los constructores antiguos habían respetado la pendiente natural. Esta mañana, con solo la retirada de un estrato, el más superficial, ha aparecido el muro oriental del patio, hecho en adobes, adosado a la roca madre. Ya conocemos la longitud de este espacio: más de 15 metros, ampliamente por encima de los 11 metros que se le suponían en los planos antiguos.
Resuelta la duda de hasta dónde llegaba el patio, se abren ahora otras: cómo se prolongaba el muro hacia el wadi y qué relación tenía el patio con éste. Por fortuna tenemos todavía cinco semanas de trabajo por delante para hacernos más preguntas, excavar, obtener algunas respuestas y plantearnos dudas nuevas.
La ampliación de las cuadrículas C1 y C2 hacia el Este, para identificar cómo era el patio por ese lado, ha tenido un éxito rápido. Apenas habíamos empezado a limpiar la superficie apareció la roca madre. Estaba más alta que el suelo del patio, por lo que permitía suponer que en esa zona los constructores antiguos habían respetado la pendiente natural. Esta mañana, con solo la retirada de un estrato, el más superficial, ha aparecido el muro oriental del patio, hecho en adobes, adosado a la roca madre. Ya conocemos la longitud de este espacio: más de 15 metros, ampliamente por encima de los 11 metros que se le suponían en los planos antiguos.
Resuelta la duda de hasta dónde llegaba el patio, se abren ahora otras: cómo se prolongaba el muro hacia el wadi y qué relación tenía el patio con éste. Por fortuna tenemos todavía cinco semanas de trabajo por delante para hacernos más preguntas, excavar, obtener algunas respuestas y plantearnos dudas nuevas.
7 de mayo de 2014
Esta mañana hemos podido ver sin obstáculos la escalinata de acceso a las cámaras subterráneas. Cuando la descubri-mos, a finales de la campaña pasada, habían quedado dos grandes bloques de piedra sobre ellas que, por su volumen y falta de tiempo, no pudimos retirar. Hoy lo hemos hecho a primera hora de la mañana. La TT 209 carece de portada nicho, un tipo de entrada muy característica de las tumbas tebanas tardías, pero a cambio presenta la escalera más ancha conocida por ahora en este tipo de tumbas. Como se ve, está compuesta por dos rampas laterales de más de 1 m de anchura y una escalera con el doble de esa medida. En total, cerca de 4,25 m, que es la anchura de las portadas nicho en la mayoría de las construcciones que la poseen. Aquí parece estar sustituida por esta escalera monumental.
En la fotografía está también Mahmud ibn Zarzur, uno de nuestros especialistas, en el momento de retirarse tras limpiar el nuevo espacio para su documentación.
En la fotografía está también Mahmud ibn Zarzur, uno de nuestros especialistas, en el momento de retirarse tras limpiar el nuevo espacio para su documentación.
6 de mayo de 2014
Estábamos ya tan acostumbrados a arrastrarnos por la sala transversal, que tener una cuarta parte de la sala despejada hasta cerca del suelo original y disponer de 1 m de altura para movernos en la otra mitad nos resulta difícil de creer. Pero sí, la excavación avanza y podemos empezar a trabajar con cierta facilidad y, sobre todo, a ver cómo era esta cámara. Llegar hasta la pared oeste a comienzos de semana, la pared donde descubrimos la puerta no documentada (ver entrada del 4 de mayo), ha permitido hacernos una idea de su aspecto y de sus medidas reales. Una vez más, no son las que aparecen en la documentación antigua.
5 de mayo de 2014
La retirada de los estratos más altos en la cámara transversal, durante la campaña 2013, permitió dejar a la vista la parte superior de la decoración de su pared norte. Se trata de cuatro semicolumnas adosadas –de las que tres son ya visibles– rematadas, según los dibujos antiguos de D. Eigner, por capiteles vegetales. En el pasado enero habían quedado despejados pero no los limpiamos, para que eso fuera realizado por el restaurador cuando la tierra estuviera completamente seca. Con esto nos quedamos sin saber, entonces, cuál era exactamente el perfil de los capiteles. La limpieza ha sido concluida esta mañana por Fernando. Con ella se ha confirmado la información de que disponíamos.
Además, Fernando mismo ha realizado un dibujo de los capiteles. Es solo el primer paso, partiendo de un método más tradicional, que concluirá en unas semanas en la ampliación de la reconstrucción digital en 3D.
Además, Fernando mismo ha realizado un dibujo de los capiteles. Es solo el primer paso, partiendo de un método más tradicional, que concluirá en unas semanas en la ampliación de la reconstrucción digital en 3D.
4 de mayo de 2014
Será porque empezamos a trabajar a una hora temprana y hay un refrán antiguo que bendice a los que así actúan, pero hoy la suerte nos ha llamado desde muy pronto.
7.00, en la cuadrícula TH2. Uno de los trabajadores me dice que mire la pared, que parece que hay algo. Lo miro y, efectivamente, hay una serie de líneas verticales que no pueden ser fortuitas. Largas, a una distancia regular. Imprescindible prestar atención a lo que haya alrededor. Insisto en que no se toque la pared con los instrumentos metálicos y seguimos extrayendo la tierra del estrato.
7.30. A la derecha de las líneas aparecen claramente jeroglifos. En el centro de la pared oeste de la sala transversal, a esa altura, una columna de signos puede ser la decoración del dintel de una puerta. Sin embargo, las informaciones antiguas sobre la TT 209 no mencionan nada en esa pared. Aún más interesante.
8.00. Por debajo de los signos la pared desaparece. Por el hueco se puede introducir el mango de una azadilla. No cabe ninguna duda: es el intradós de un vano. Hemos descubierto una puerta que no estaba documentada y, con ella, la entrada a una cámara lateral o a un espacio por ahora desconocido.
En el resto del día, tenemos la confirmación. Y, de hecho, todo los estratos del depósito presentan claramente una pendiente hacia ese hueco, lo que indica que el volumen de ese recinto interno es amplio y con capacidad para recibir depósitos aluviales muy voluminosos.
¡Ojalá que todos los días que madruguemos se nos den igual!
7.00, en la cuadrícula TH2. Uno de los trabajadores me dice que mire la pared, que parece que hay algo. Lo miro y, efectivamente, hay una serie de líneas verticales que no pueden ser fortuitas. Largas, a una distancia regular. Imprescindible prestar atención a lo que haya alrededor. Insisto en que no se toque la pared con los instrumentos metálicos y seguimos extrayendo la tierra del estrato.
7.30. A la derecha de las líneas aparecen claramente jeroglifos. En el centro de la pared oeste de la sala transversal, a esa altura, una columna de signos puede ser la decoración del dintel de una puerta. Sin embargo, las informaciones antiguas sobre la TT 209 no mencionan nada en esa pared. Aún más interesante.
8.00. Por debajo de los signos la pared desaparece. Por el hueco se puede introducir el mango de una azadilla. No cabe ninguna duda: es el intradós de un vano. Hemos descubierto una puerta que no estaba documentada y, con ella, la entrada a una cámara lateral o a un espacio por ahora desconocido.
En el resto del día, tenemos la confirmación. Y, de hecho, todo los estratos del depósito presentan claramente una pendiente hacia ese hueco, lo que indica que el volumen de ese recinto interno es amplio y con capacidad para recibir depósitos aluviales muy voluminosos.
¡Ojalá que todos los días que madruguemos se nos den igual!
3 de mayo de 2014
Los cortes de electricidad han regresado. Este año ya nadie se atreve a aventurar cuál es la razón política, si la hay, como se hacía durante el año pasado. Desgraciadamente esto parece un problema técnico y, por tanto, más largo de resolver. La situación es que llevamos dos tardes con cortes de luz tan pronto como se pone el sol. Ayer nos pilló de improviso y una de las consecuencias es que no pudimos poner la entrada del día hasta la tarde siguiente.
Hoy sábado se ha iniciado realmente la excavación. El primer objetivo de la campaña que queremos cumplir es cubrir el agujero de la pared y tener preparado el proyecto de cierre de la puerta. Por esa razón hemos empezado por la excavación de TH2, en la cámara transversal, y también por eso Fernando ha llegado desde el primer momento.
En el interior, hemos podido avanzar deprisa. El depósito llega al techo mismo de la tumba y, al menos en la parte superior, está producido por riadas que contienen poco material, pues los objetos de más peso se debían de quedar en el exterior. La retirada de los estratos de arena nos ha proporcionado unas cerámicas vistosas con las que ilustramos la tarea de esta jornada. El cuenco es el primer recipiente que aparece en perfecto estado. La jarra pintada con líneas negras debe de ser ptolemaica. No creemos que hayan sido arrastradas al interior por las inundaciones. Es posible que las encontrara un egiptólogo en el interior, posiblemente R. Mond cuando excavó la trinchera en el eje de las cámaras subterráneas, las dejó en el borde superior del corte y, finalmente, durante el siglo XX, el agua las hizo caer hacia donde las hemos encontrado nosotros.
Hoy sábado se ha iniciado realmente la excavación. El primer objetivo de la campaña que queremos cumplir es cubrir el agujero de la pared y tener preparado el proyecto de cierre de la puerta. Por esa razón hemos empezado por la excavación de TH2, en la cámara transversal, y también por eso Fernando ha llegado desde el primer momento.
En el interior, hemos podido avanzar deprisa. El depósito llega al techo mismo de la tumba y, al menos en la parte superior, está producido por riadas que contienen poco material, pues los objetos de más peso se debían de quedar en el exterior. La retirada de los estratos de arena nos ha proporcionado unas cerámicas vistosas con las que ilustramos la tarea de esta jornada. El cuenco es el primer recipiente que aparece en perfecto estado. La jarra pintada con líneas negras debe de ser ptolemaica. No creemos que hayan sido arrastradas al interior por las inundaciones. Es posible que las encontrara un egiptólogo en el interior, posiblemente R. Mond cuando excavó la trinchera en el eje de las cámaras subterráneas, las dejó en el borde superior del corte y, finalmente, durante el siglo XX, el agua las hizo caer hacia donde las hemos encontrado nosotros.
2 de mayo de 2014
Para ilustrar el primer viernes festivo, ¡un clásico! Nuestra tienda sobre el wadi. Hoy con el templo de Deir el Medina como fondo.
1 de mayo de 2014
Estajanovistas a ultranza, el día internacional del trabajo lo hemos celebrado trabajando.
En realidad, la jornada no se ha desarrollado con el ritmo ordinario. Hemos llegado tarde a las 8.00, a una hora que no será la habitual en el futuro. Zulema, que se incorpora hoy al equipo, estaba también allí, aunque no pudo empezar su tarea, estudiar la cerámica de la campaña pasada, hasta más avanzada la mañana.
Ayer vimos el yacimiento desde el exterior. Hoy hemos podido entrar en él.
En el patio, un zorrillo ha abierto su guarida en el perfil de la interfacies 59, el corte que atribuimos a R. Mond, en el centro de la C2. Es el único desperfecto visible y no es grave, la verdad. Resulta simpático y hasta cierto punto natural, pues estamos rodeados de desierto.
El muro que sellaba la entrada a las cámaras subterráneas ha sido retirado. Los tejidos protectores fueron efectivos y la deteriorada fachada no ha sufrido por el cierre. Dentro no había, lógicamente, ninguna sorpresa. La estructura no presenta ningún desperfecto, los testigos del techo están en su sitio y las termitas, uno de los peores enemigos de los arqueólogos en Egipto, no nos han hecho una visita ¡que sigamos así!
La tienda ha quedado montada y hemos traído todas las herramientas desde el almacén. Los preparativos están terminados. El sábado podemos empezar a excavar de verdad desde primera hora. ¡Y hemos decidido que esa hora sean las 6.00!
Ya tenemos también casa para la misión. Es nueva. Vivimos a un paso de los colosos de Memnón. La tarea de la tarde ha consistido en traer todas nuestras cosas, que empiezan a ser numerosas. La del viernes será adaptar el espacio a las necesidades del equipo y con nuestro orden, que no será poca cosa.
En realidad, la jornada no se ha desarrollado con el ritmo ordinario. Hemos llegado tarde a las 8.00, a una hora que no será la habitual en el futuro. Zulema, que se incorpora hoy al equipo, estaba también allí, aunque no pudo empezar su tarea, estudiar la cerámica de la campaña pasada, hasta más avanzada la mañana.
Ayer vimos el yacimiento desde el exterior. Hoy hemos podido entrar en él.
En el patio, un zorrillo ha abierto su guarida en el perfil de la interfacies 59, el corte que atribuimos a R. Mond, en el centro de la C2. Es el único desperfecto visible y no es grave, la verdad. Resulta simpático y hasta cierto punto natural, pues estamos rodeados de desierto.
El muro que sellaba la entrada a las cámaras subterráneas ha sido retirado. Los tejidos protectores fueron efectivos y la deteriorada fachada no ha sufrido por el cierre. Dentro no había, lógicamente, ninguna sorpresa. La estructura no presenta ningún desperfecto, los testigos del techo están en su sitio y las termitas, uno de los peores enemigos de los arqueólogos en Egipto, no nos han hecho una visita ¡que sigamos así!
La tienda ha quedado montada y hemos traído todas las herramientas desde el almacén. Los preparativos están terminados. El sábado podemos empezar a excavar de verdad desde primera hora. ¡Y hemos decidido que esa hora sean las 6.00!
Ya tenemos también casa para la misión. Es nueva. Vivimos a un paso de los colosos de Memnón. La tarea de la tarde ha consistido en traer todas nuestras cosas, que empiezan a ser numerosas. La del viernes será adaptar el espacio a las necesidades del equipo y con nuestro orden, que no será poca cosa.
30 de abril de 2014
El ritual anual de firma de los permisos para la campaña se ha desarrollado, una vez más, con normalidad. Con más rapidez, si cabe, que en las campañas pasadas. Hoy el día prometía ser agitado en Luxor. Se inauguraba la réplica de la tumba de Tutankhamón, situada detrás de la casa de Carter, a la entrada del Valle de los Reyes. Y, en consecuencia, si algún documento no quedaba firmado en las primeras horas de la mañana, no podríamos tenerlo hasta… cuatro días más tarde, porque el jueves es 1 de mayo, y el viernes y el sábado son festivos en el Taftich. Por fortuna, en un par de horas habíamos terminado.
Nos quedó tiempo para visitar el yacimiento. Lo encontramos tal como lo habíamos dejado. Las lluvias de febrero no fueron tan fuertes en la orilla occidental como en la propia ciudad y el agua no llegó a correr por el wadi. Ya lo sabíamos por algunos amigos y hemos podido confirmarlo. El muro de cierre de la puerta estaba intacto: las firmas en el revoco de cemento lo confirmaban. La de arriba es la de Sayid, el inspector del MSA para la campaña pasada; la de abajo es la de Miguel, en árabe. En esta ocasión, el geotextil que protege las cuadrículas sin terminar de excavar está intacto: las cabras no se lo han comido. El propio wadi no presenta ningún cambio y eso nos gusta menos. Se había hablado que entre las actividades del actual proyecto de limpieza de Gurna se incluiría –si tenían tiempo– la retirada de la escombrera que desfigura el lado sur del wadi. Para nosotros habría sido una alegría, pues en la actualidad es más estrecho que en el pasado y habría sido bueno que recuperase su anchura original, pero ese cambio no se ha producido.
Como fin de mañana, nos hemos ido a la inauguración de la réplica. Estaba allí el Todo Luxor, claro. Y alguno más.
Nos quedó tiempo para visitar el yacimiento. Lo encontramos tal como lo habíamos dejado. Las lluvias de febrero no fueron tan fuertes en la orilla occidental como en la propia ciudad y el agua no llegó a correr por el wadi. Ya lo sabíamos por algunos amigos y hemos podido confirmarlo. El muro de cierre de la puerta estaba intacto: las firmas en el revoco de cemento lo confirmaban. La de arriba es la de Sayid, el inspector del MSA para la campaña pasada; la de abajo es la de Miguel, en árabe. En esta ocasión, el geotextil que protege las cuadrículas sin terminar de excavar está intacto: las cabras no se lo han comido. El propio wadi no presenta ningún cambio y eso nos gusta menos. Se había hablado que entre las actividades del actual proyecto de limpieza de Gurna se incluiría –si tenían tiempo– la retirada de la escombrera que desfigura el lado sur del wadi. Para nosotros habría sido una alegría, pues en la actualidad es más estrecho que en el pasado y habría sido bueno que recuperase su anchura original, pero ese cambio no se ha producido.
Como fin de mañana, nos hemos ido a la inauguración de la réplica. Estaba allí el Todo Luxor, claro. Y alguno más.