El 10 de junio de 2014, el Ministerio de Estado de Antigüedades egipcio anunciaba oficialmente el descubrimiento de varias inscripciones en la tumba TT 209 que permitían identificar el nombre del propietario. El primero de estos textos había aparecido en la campaña de 2013/4, pero al ser diferente al que presentaba toda la bibliografía hasta este momento, las autoridades egipcias prefirieron ser cautas y esperar a que nuevas inscripciones confirmaran el hallazgo.
En la actualidad disponemos de inscripciones en todos los marcos decorativos esculpidos en torno a las puertas de las cámaras subterráneas. En cada uno de ellos, un par de relieves del propietario, sedente o en marcha, colocados simétricamente en torno al vano, complementan la información textual.
En los cuatro marcos que por ahora han aparecido, el nombre se escribe del mismo modo, por lo que no puede haber ninguna duda (véase "nombre" en la tabla de signos jeroglíficos, a la izquierda; la m aparece en sus dos variantes más comunes). En ningún caso el nombre presenta determinativo: en las inscripciones escritas sobre los relieves se puede interpretar que la imagen del propietario cumple esa función y podría incorporarse al nombre como A21 en unos casos y A50 en otros (códigos según la clasificación de Gardiner). Pero hay algunas frases en que no hay relieve junto al nombre y tampoco se añade un determinativo, lo que parece indicar que se concebía sin él. El nombre puede ser leído como Nisemro, Ashemro, Djuemro o Iemro. La duda en la lectura se debe a que el primero de los signos, A26 de Gardiner, puede transliterarse tanto njs como 's, dw e incluso j. Al no aparecer escrito el nombre con complementos fonéticos en ninguna de las inscripciones conocidas, no se puede llegar a saber solo por los signos cuál de las lecturas es preferible. Ninguna de las cuatro posibilidades está documentada en los listados de nombres egipcios por lo que, además, cabría la posibilidad de que el portador fuera de origen extranjero.
|
Hasta ahora se habían propuesto varios nombres para el propietario de la TT 209 pero todos han resultado ser erróneos. Robert Mond, en 1905, no le dio ninguno; tal vez no despejó los laterales de las puertas y no pudo ver los textos o no pudo identificar la parte correspondiente en la inscripción. Alan Gardiner y Arthur Weigall fueron los primeros en proponer una lectura, Hatashemro, pero este término es una combinación del último signo de uno de los títulos ('q-h3t) más el nombre, tomando partido por una de sus cuatro posibles lecturas. A partir de la década de 1950, Bertha Porter y Rosalind Moss desecharon esa propuesta, probablemente por no tener paralelos conocidos en el resto de la onomástica egipcia y la sustituyeron por Seremhatrekhyt, pues este término debía de estar al final de alguna de las copias de inscripciones que Alexandre Stoppelaëre les había remitido desde Egipto. Sin embargo, hoy sabemos que estas palabras, sr-m-h3t-rhyt, conforman un título administrativo y, por tanto, se trata de una de las funciones que asumió el comitente de la tumba, pero no su nombre. Sin embargo, es con esta denominación equivocada como aparece referida la tumba en toda la bibliografía actual.
La TT 209 se encuentra entre una necrópolis de la Dinastía XXIIA tebana abierta en el curso bajo del wadi y otra de las Dinastías XXV y XXVI construida en la parte media del wadi. Antes de empezar nuestro trabajo, ya sabíamos que por su ubicación la tumba podía corresponder cronológicamente a uno de estos dos grupos. Cuando se identificó el nombre del propietario y se vio que podía ser el de un extranjero, cabía la posibilidad de que su origen fuera libio o nubio, por la procedencia étnica de las elites de los periodos mencionados. Los relieves con su imagen, en clara imitación a los del Reino Antiguo, dirigen la respuesta a esta duda hacia la dinastía nubia, pues es con esta con la que se inició la recuperación de ese estilo artístico. Por otra parte, y sin entrar en más detalle en este tema por ahora, los títulos del propietario tienen su paralelo más cercano en los de otro conocido miembro de la elite kushita: Karakhamani, propietario de la TT 233 (sobre sus títulos véase Naunton, 2014). Así, la TT 209 y quien se la hizo construir pueden fecharse durante el reinado de esta dinastía de origen meridional
Günther Vittmann ha propuesto que entre las distintas modalidades de nombres que llevan los kushitas documentados en este periodo, algunos son el resultado de la egipcianización de su sonoridad original (2007: 151-153). Se formaban nombres que parecen egipcios y son más o menos traducibles desde esta lengua, pero ocultan un nombre nubio cuya pronunciación se parecía a las palabras egipcias. Cabe la posibilidad de que este sea el caso del nombre del propietario de la TT 209. La primera lectura que hemos propuesto, Nisemro, podría traducirse como “El que habla / llama por su boca”, lo que no es un nombre egipcio conocido, pero tiene sentido en esta lengua e incluso puede tener un significado honorífico si lo entendemos en relación a una posición cortesana. En este sentido, la segunda posibilidad, Ashemro, “El que sirve por medio de su boca”, es igualmente posible como lectura de los signos jeroglíficos y tiene también un cierto sentido pero no resulta tan deseable para alguien que ocupa una posición distinguida en la Tebas conquistada.
Ha sido la antroponimia nubia la que ha determinado nuestra elección de la lectura del nombre (véase Zibelius-Chen, 2011). No existe ningún ejemplo conocido de nombre que empiece por Ash. Sí se conoce uno que empieza por Dju, aunque con una grafía distinta a la que aquí se estudia. Más significativamente, el lexema ns- (var. nse-) se documenta al comienzo de algunos nombres meroíticos, aunque en ninguno se usa tampoco el signo A26 para su escritura. También se conoce un testimonio de un njssm[…] en un texto de execración del Reino Antiguo. Este es el paralelo más cercano encontrado a una de las posibles lecturas del antropónimo con el que se denominaba al propietario de TT 209. En consecuencia, son estos últimos testimonios los que nos han determinado a proponer la lectura del nombre como Nisemro.
Bibliografía citada
- M. Á. Molinero Polo (2016): “TT 209: Objectives of the Project dos cero nueve and Name of the Tomb Owner”, Trabajos de Egiptología. Papers on Ancient Egypt 7: 111-130.
- Ch. Naunton (2014): “Titles of Karakhamun and the Kushite Administration of Thebes” en E. Pischikova (ed.): Tombs of the South Asasif Necropolis. Thebes, Karakhamun (TT 223) and Karabasken (TT 391) in the Twenty-Fifth Dynasty, The American University in Cairo Press, Cairo, 2014: 103-107.
- G. Vittmann (2007): “A Question of Names, Titles and Iconography. Kushites in Priestly, Administrative and other Positions from Dynasties 25 to 26”, MittSAG 18: 139-161.
- K. Zibelius-Chen (2011): “Nubisches” Sprachmaterial in hieroglyphischen und hieratischen Texten. Personennamen, Appellativa, Phrasen vom Neuen Reich bis in die napatanische und meroitische Zeit. Wiesbaden.