Patrocinadores de la campaña 2019
Objetivos de la campaña 2019
En esta ocasión, la campaña se desarrollará en las fechas que habíamos previsto, entre fines de febrero y primeros días de abril, las seis semanas “ideales” que intentamos cumplir cada año y que raramente conseguimos alcanzar. Al igual que en la sexta campaña, el trabajo se desarrollará tanto en el interior como en diversas zonas del exterior: el patio de la TT 209, la ladera en la que se construyeron los edificios de culto y la plataforma de adobes sobre la ladera del wadi.
Los objetivos de la presente campaña son una profundización de los que se iniciaron en la larga campaña precedente, aunque en algunos casos con una perspectiva diferente dada la información que nos proporcionó el trabajo de campo el año pasado.
a) La excavación de las cámaras subterráneas se continuará lejos de lo que se conocía como TT 209, pues ya ha concluido el trabajo arqueológico en las estancias que supuestamente componían esta tumba cuando iniciamos el proyecto. En esta ocasión nos centraremos en alcanzar el fondo del pozo en la cámara lateral 2 (SC2) y en continuar la excavación en la cámara lateral 3 (SC3). En esta sala son ya visibles al menos dos vanos, por lo que no cabe duda de que en una única campaña no podremos concluir el estudio de las nuevas cámaras laterales a las que da acceso.
El trabajo en estos dos espacios debería aportar más información tanto sobre el uso original de la tumba como sobre su reutilización en periodo persa-ptolemaico. Suponemos que el pozo de SC2 podría ser el lugar de enterramiento de miembros de la familia de Nisemro y, concretamente, de la madre, a juzgar por la inscripción en la puerta de entrada a la cámara lateral 1 (SC1). En cuanto a SC3, la campaña pasada se excavó ya un conjunto de tres cuerpos momificados que deberán ser extraídos este año. La cerámica que los rodea es ptolemaica y están a una cota muy alta sobre el suelo, por lo que no cabe duda de que se enterraron durante el momento de reutilización de la tumba y no son parte de los ocupantes originales de la dinastía XXV. Qué pueda encontrarse por debajo será más difícil de precisar, pues estos son el primer pozo y la primera cámara de enterramiento que excavamos que no hayan sido vaciadas en el siglo XX.
b) En el exterior volveremos a trabajar en el patio, con el objetivo de buscar el muro –si lo hubo– que lo debe de cerrar por el cuarto lado, el meridional, y que aún no hemos alcanzado. En él debería encontrarse la puerta de acceso al recinto, abierta desde el wadi Hatasun, el barranco seco en el que se ubica la TT 209. En esta zona concluiremos el área C3 (courtyard 3, patio 3) que ya se abrió el año pasado y esperamos tener tiempo para abrir un área C4. Suponemos que esta mostrará el propio cauce del wadi –lo que implicaría el final de nuestro trabajo por ese lado– aunque esa idea la confirmará o cambiará la propia excavación. Esto nos permitirá reconstruir el aspecto del monumento, por ahora bastante diferente a los modelos típicos del Periodo Tardío.
c) En el wadi desarrollaremos un objetivo en el que empezamos a profundizar en la campaña pasada, que es el de identificar cómo era el entorno antiguo en que se construyó la tumba, tanto el natural como el transformado por las necesidades de las ceremonias religiosas que tenían lugar en la necrópolis.
En el primer caso, el del medio natural, profundizaremos en el análisis de las lluvias caídas en la montaña tebana. Aunque la imagen popular es que en el desierto nunca llueve, al menos en la necrópolis occidental y el desierto adyacentes las precipitaciones han caído con cierta regularidad en el siglo XX, en una media de una lluvia torrencial cada ocho/nueve años, y uno de los objetivos es identificar cuál es la periodicidad con que las precipitaciones caían en el pasado. En este sentido, continuaremos el trabajo iniciado en 2018, cuando estudiamos la estratigrafía dejada en el cauce del wadi por los sedimentos depositados por las riadas. En esta campaña se va a analizar su cronología a través de la cerámica hallada en ellos.
En el segundo caso, el del medio transformado por las funciones religiosas que se dieron al entorno de la montaña tebana, profundizaremos en lo que hoy se conoce como Arqueología del paisaje, que en nuestro caso se amplía en paisaje ritual. Para eso, se abordará el estudio de una calzada –posiblemente inacabada, tal vez reutilizada en Periodo Tardío– que circula por la parte superior de la ladera en que se ubican los edificios cultuales externos de la TT 209. La calzada parece dirigirse hacia una tumba real del Reino Medio, posiblemente iniciada para Amenemhat I, pero nunca terminada pues la corte real se trasladó a Itchitauy, actual el-Lisht. Varios autores han planteado la posibilidad de que pudiera haber sido reactivada en Periodo Tardío y transitada en procesiones con las figuras de los dioses traídas desde los grandes templos ubicados en la orilla oriental de la ciudad.
En relación con esta misma perspectiva de estudio, la campaña pasada iniciamos la excavación de una plataforma de adobe en el borde del wadi, aguas arriba, que pudiera estar relacionada con esas procesiones y que vamos a continuar excavando este año.
d) Terminada la excavación del interior de la tumba, iniciaremos la redacción del plan de conservación general de la TT 209. Es necesario evaluar el estado preciso de las cámaras internas y de los restos de los edificios en superficie para que el arquitecto y restaurador establezca un programa para su conservación en años próximos.
e) Profundizaremos en nuestro conocimiento del ritual funerario desarrollado en la tumba, para lo que se continuará el análisis del material aparecido en años previos. En este año continuarán los trabajos de Bioantropología para los que se ha incorporado un segundo investigador tanto para el estudio de los restos humanos de la TT 209 como para los numerosos testimonios de momias encontrados sobre la plataforma de adobes. También se nos unirá una ceramóloga durante toda la campaña, para analizar los materiales elaborados con arcilla, sus usos específicos y cronología. Y profundizaremos en el método que nos permita caracterizar desde la perspectiva sedimentológica los testimonios dejados por las lluvias que ya iniciamos en campañas pasadas.
Los objetivos de la presente campaña son una profundización de los que se iniciaron en la larga campaña precedente, aunque en algunos casos con una perspectiva diferente dada la información que nos proporcionó el trabajo de campo el año pasado.
a) La excavación de las cámaras subterráneas se continuará lejos de lo que se conocía como TT 209, pues ya ha concluido el trabajo arqueológico en las estancias que supuestamente componían esta tumba cuando iniciamos el proyecto. En esta ocasión nos centraremos en alcanzar el fondo del pozo en la cámara lateral 2 (SC2) y en continuar la excavación en la cámara lateral 3 (SC3). En esta sala son ya visibles al menos dos vanos, por lo que no cabe duda de que en una única campaña no podremos concluir el estudio de las nuevas cámaras laterales a las que da acceso.
El trabajo en estos dos espacios debería aportar más información tanto sobre el uso original de la tumba como sobre su reutilización en periodo persa-ptolemaico. Suponemos que el pozo de SC2 podría ser el lugar de enterramiento de miembros de la familia de Nisemro y, concretamente, de la madre, a juzgar por la inscripción en la puerta de entrada a la cámara lateral 1 (SC1). En cuanto a SC3, la campaña pasada se excavó ya un conjunto de tres cuerpos momificados que deberán ser extraídos este año. La cerámica que los rodea es ptolemaica y están a una cota muy alta sobre el suelo, por lo que no cabe duda de que se enterraron durante el momento de reutilización de la tumba y no son parte de los ocupantes originales de la dinastía XXV. Qué pueda encontrarse por debajo será más difícil de precisar, pues estos son el primer pozo y la primera cámara de enterramiento que excavamos que no hayan sido vaciadas en el siglo XX.
b) En el exterior volveremos a trabajar en el patio, con el objetivo de buscar el muro –si lo hubo– que lo debe de cerrar por el cuarto lado, el meridional, y que aún no hemos alcanzado. En él debería encontrarse la puerta de acceso al recinto, abierta desde el wadi Hatasun, el barranco seco en el que se ubica la TT 209. En esta zona concluiremos el área C3 (courtyard 3, patio 3) que ya se abrió el año pasado y esperamos tener tiempo para abrir un área C4. Suponemos que esta mostrará el propio cauce del wadi –lo que implicaría el final de nuestro trabajo por ese lado– aunque esa idea la confirmará o cambiará la propia excavación. Esto nos permitirá reconstruir el aspecto del monumento, por ahora bastante diferente a los modelos típicos del Periodo Tardío.
c) En el wadi desarrollaremos un objetivo en el que empezamos a profundizar en la campaña pasada, que es el de identificar cómo era el entorno antiguo en que se construyó la tumba, tanto el natural como el transformado por las necesidades de las ceremonias religiosas que tenían lugar en la necrópolis.
En el primer caso, el del medio natural, profundizaremos en el análisis de las lluvias caídas en la montaña tebana. Aunque la imagen popular es que en el desierto nunca llueve, al menos en la necrópolis occidental y el desierto adyacentes las precipitaciones han caído con cierta regularidad en el siglo XX, en una media de una lluvia torrencial cada ocho/nueve años, y uno de los objetivos es identificar cuál es la periodicidad con que las precipitaciones caían en el pasado. En este sentido, continuaremos el trabajo iniciado en 2018, cuando estudiamos la estratigrafía dejada en el cauce del wadi por los sedimentos depositados por las riadas. En esta campaña se va a analizar su cronología a través de la cerámica hallada en ellos.
En el segundo caso, el del medio transformado por las funciones religiosas que se dieron al entorno de la montaña tebana, profundizaremos en lo que hoy se conoce como Arqueología del paisaje, que en nuestro caso se amplía en paisaje ritual. Para eso, se abordará el estudio de una calzada –posiblemente inacabada, tal vez reutilizada en Periodo Tardío– que circula por la parte superior de la ladera en que se ubican los edificios cultuales externos de la TT 209. La calzada parece dirigirse hacia una tumba real del Reino Medio, posiblemente iniciada para Amenemhat I, pero nunca terminada pues la corte real se trasladó a Itchitauy, actual el-Lisht. Varios autores han planteado la posibilidad de que pudiera haber sido reactivada en Periodo Tardío y transitada en procesiones con las figuras de los dioses traídas desde los grandes templos ubicados en la orilla oriental de la ciudad.
En relación con esta misma perspectiva de estudio, la campaña pasada iniciamos la excavación de una plataforma de adobe en el borde del wadi, aguas arriba, que pudiera estar relacionada con esas procesiones y que vamos a continuar excavando este año.
d) Terminada la excavación del interior de la tumba, iniciaremos la redacción del plan de conservación general de la TT 209. Es necesario evaluar el estado preciso de las cámaras internas y de los restos de los edificios en superficie para que el arquitecto y restaurador establezca un programa para su conservación en años próximos.
e) Profundizaremos en nuestro conocimiento del ritual funerario desarrollado en la tumba, para lo que se continuará el análisis del material aparecido en años previos. En este año continuarán los trabajos de Bioantropología para los que se ha incorporado un segundo investigador tanto para el estudio de los restos humanos de la TT 209 como para los numerosos testimonios de momias encontrados sobre la plataforma de adobes. También se nos unirá una ceramóloga durante toda la campaña, para analizar los materiales elaborados con arcilla, sus usos específicos y cronología. Y profundizaremos en el método que nos permita caracterizar desde la perspectiva sedimentológica los testimonios dejados por las lluvias que ya iniciamos en campañas pasadas.