Objetivos de la campaña 2020
A diferencia de las primeras campañas, la de este año se ha iniciado en las fechas que habíamos previsto, a fines de febrero y esperamos poder terminar a finales de abril. La campaña ha sido organizada de manera que tengamos seis semanas de excavación arqueológica y otras dos semanas para prospección del entorno del wadi, estudio de materiales e inicio de los trabajos de protección de los muros del patio, además de un par de días de cierre. En definitiva, una campaña de ocho semanas largas y bastante variadas en sus objetivos. Al igual que en los dos años previos, las tareas se desarrollarán tanto en el interior de la TT 209 –en este año, en las dos salas que faltan por terminar de excavar– como en una zona de su parte exterior: el patio. A ellos hay que añadir la prospección de la “calzada” sobre la ladera norte del wadi y en la zona de la plataforma de adobes, algo más lejos, sobre la ladera sur.
Los objetivos de la presente campaña representan, en parte, una continuidad respecto a los que se iniciaron en las dos campañas precedentes. Al mismo tiempo, son también una profundización en algunos aspectos desde una perspectiva diferente y nueva, a partir de la información que nos proporcionó el trabajo de campo durante los años pasados. Y se iniciarán, inshaalá, los trabajos de conservación necesarios para preservar la TT 209 y hacerla visitable, es decir, para devolverle su carácter de bien patrimonial que perdió al quedar oculta por las riadas procedentes del wadi Hatasun.
a) Se continuará la excavación de las cámaras subterráneas. Estamos ya lejos de lo que se conocía como TT 209. El trabajo arqueológico en las estancias que componían esta tumba antes de nuestro proyecto –en realidad sus cámaras subterráneas– se terminó en 2018. En la actualidad “solo” nos queda concluir las estancias del eje occidental, al que se accede desde el corredor lateral 1 (side chamber 1, SC1). Alcanzado, durante el año pasado, el fondo del pozo anchísimo de la cámara lateral 2 (side chamber 2, SC2), pretendemos concluir la excavación de su cámara de enterramiento. También continuaremos la excavación de la cámara lateral 3 (side chamber 3, SC3), cuya conclusión dependerá del número de enterramientos que aparezcan, además de los que ya veíamos al concluir el año pasado. El trabajo en estos dos espacios debería aportar más información tanto sobre el uso original de la tumba como sobre su reutilización en periodo persa-ptolemaico.
Suponemos que el pozo de SC2 podría ser el lugar de enterramiento de algún miembro de la familia de Nisemro y, más concretamente, de su madre, a juzgar por la inscripción en la puerta de entrada al corredor lateral 1 (SC1). Se trata del primer pozo que vamos a excavar con estratos antiguos, pues los otros dos ya excavados, los de la antecámara (Antechamber shaft, ACSh) y la cámara nororiental (Northeast chamber shaft, NECSh) habían sido vaciado a comienzos del siglo XX y nosotros solo documentamos en ellos sedimentos modernos, además de algunas evidencias antiguas directamente sobre el suelo.
En cuanto a la SC3, en 2018 se excavó ya un conjunto de tres cuerpos momificados, que fue extraídos en 2019. La cerámica que los rodeaba era ptolemaica y están a una cota muy alta sobre el suelo, por lo que no cabe duda de que se enterraron durante el momento de reutilización de la tumba y no son parte de los ocupantes originales de la Dinastía XXV. Tampoco lo son las momias que se descubrieron después, de la 4 a la 10. De estas, las momias 4 y 5 fueron extraídas en 2019. Las momias 6, 7 y 9 forman un conjunto, con las dos primeras, humanas, entrelazadas y la 9, una momia de perra pequeña, sobre las piernas de las dos anteriores. No fueron extraídas, para poder estudiarlas con varias técnicas adicionales en la presente campaña. Se identificaron también las momias 8 y 10, una sobre otra, pero no fueron despejadas. En SC3 son visibles al menos un vano en su pared norte y unos sillares que cubren la pared oeste. Intentaremos llegar a despejar esa aparente puerta e identificar si da acceso a un nicho o a qué tipo de espacio. En esta cámara prevemos un trabajo lento por las momias y el material de sus ajuares funerarios.
b) En el exterior volveremos a trabajar en el patio, con el objetivo de buscar el pilono –si lo hubo– que debería cerrarlo por el cuarto lado, el meridional, y que aún no hemos alcanzado. En él debería encontrarse la puerta de acceso al recinto, abierta desde el wadi Hatasun, el barranco seco en el que se ubica la TT 209. En esta zona pretendemos concluir el área courtyard 3 (C3, patio 3) que ya se abrió en 2018, el área courtyard 4 (C4, patio 4) y si es necesario abriremos un área courtyard 5 (C5, patio 5), pues aunque parece difícil que el patio llegara tan lejos, es imprescindible reducir la altura del suelo en esta parte para crear un cauce nuevo por donde circule el agua que pueda correr en el wadi en el futuro. Suponemos que en C4 debe de encontrarse el cauce antiguo del wadi –lo que implicaría el final de nuestro trabajo por ese lado– aunque esa idea la confirmará o cambiará la propia excavación. Esto nos permitirá empezar a reconstruir el aspecto del monumento, por ahora bastante diferente a los modelos típicos del Periodo Tardío.
c) En el wadi Hatasun desarrollaremos un objetivo que se inició en la campaña pasada, que es el de identificar cómo era el entorno antiguo en que se construyó la tumba, tanto el natural –si queda algo de él– como el transformado por las necesidades de las ceremonias religiosas que tenían lugar en la necrópolis.
En el primer caso, el del medio natural, profundizaremos en el análisis de las lluvias caídas en la montaña tebana. Aunque la imagen popular es que en el desierto nunca llueve, al menos en la necrópolis occidental y el desierto adyacentes las precipitaciones han caído con cierta regularidad en el siglo XX, en una media de una lluvia torrencial cada ocho/nueve años, y uno de los objetivos es identificar cuál es la periodicidad con que las precipitaciones caían en el pasado. En este sentido, continuaremos el trabajo iniciado en 2018, cuando estudiamos la estratigrafía dejada en el cauce del wadi por los sedimentos depositados por las riadas. En 2019 se estudió su cerámica y en esta campaña se va a analizar la granulometría de sus estratos.
En el segundo caso, el análisis de la transformación del medio por las funciones religiosas que se celebraron en el entorno de la montaña tebana, profundizaremos en lo que hoy se conoce como Arqueología del paisaje, que en nuestro caso se amplía en paisaje ritual. Para eso, se abordará el estudio de una superficie plana que circula por la parte superior de la ladera en que se ubican los edificios cultuales externos de la TT 209. Esta superficie ha sido calificada repetidamente como “calzada” en la bibliografía egiptológica, posiblemente inacabada. La calzada parece dirigirse hacia una tumba real del Reino Medio, posiblemente iniciada para Amenemhat I –según la interpretación de Do. Arnold– pero nunca terminada pues la corte real se trasladó a Itchtauy, actual el-Lisht. Varios autores han planteado la posibilidad de que pudiera haber sido reactivada en Periodo Tardío para que transitaran por ella las procesiones en los días festivos, especialmente en la Fiesta Decanal y en la Bella Fiesta del Valle. Estas procesiones habrían trasladado efigies de los dioses traídas desde los grandes templos ubicados en la orilla oriental de la ciudad.
d) Profundizaremos en nuestro conocimiento de las ceremonias rituales de carácter funerario que se celebraron en la tumba, para lo que se continuará el análisis del material aparecido en años previos. En este año se ampliará el esfuerzo dedicado a los estudios de Bioantropología para los que se ha incorporado un tercer investigador tanto para el estudio de los restos humanos de la TT 209 como para los numerosos testimonios de momias encontrados sobre la plataforma de adobes al sur del wadi. También continuarán sus estudios durante esta campaña dos ceramólogas y una conservadora especializada en tejidos. Las primeras, lógicamente, para examinar los materiales elaborados con arcilla, sus usos específicos y su cronología; y la tercera para continuar el estudio de los tejidos aparecidos en el depósito de momificación del patio, que fueron descubiertos en las campañas 2013/4 y 2014.
e) Por último, pretendemos iniciar la construcción de los muros que conformaban el patio. Éstos deberían recubrir los restos de los muros antiguos (separados de los modernos por un elemento que los distinga) y reproducir su planta para hacerla legible. Estos muros, en el lado del wadi, deberán tener más altura que en el resto de la superestructura, pues deberán cumplir la función de protección frente a posibles futuras riadas.
Los objetivos de la presente campaña representan, en parte, una continuidad respecto a los que se iniciaron en las dos campañas precedentes. Al mismo tiempo, son también una profundización en algunos aspectos desde una perspectiva diferente y nueva, a partir de la información que nos proporcionó el trabajo de campo durante los años pasados. Y se iniciarán, inshaalá, los trabajos de conservación necesarios para preservar la TT 209 y hacerla visitable, es decir, para devolverle su carácter de bien patrimonial que perdió al quedar oculta por las riadas procedentes del wadi Hatasun.
a) Se continuará la excavación de las cámaras subterráneas. Estamos ya lejos de lo que se conocía como TT 209. El trabajo arqueológico en las estancias que componían esta tumba antes de nuestro proyecto –en realidad sus cámaras subterráneas– se terminó en 2018. En la actualidad “solo” nos queda concluir las estancias del eje occidental, al que se accede desde el corredor lateral 1 (side chamber 1, SC1). Alcanzado, durante el año pasado, el fondo del pozo anchísimo de la cámara lateral 2 (side chamber 2, SC2), pretendemos concluir la excavación de su cámara de enterramiento. También continuaremos la excavación de la cámara lateral 3 (side chamber 3, SC3), cuya conclusión dependerá del número de enterramientos que aparezcan, además de los que ya veíamos al concluir el año pasado. El trabajo en estos dos espacios debería aportar más información tanto sobre el uso original de la tumba como sobre su reutilización en periodo persa-ptolemaico.
Suponemos que el pozo de SC2 podría ser el lugar de enterramiento de algún miembro de la familia de Nisemro y, más concretamente, de su madre, a juzgar por la inscripción en la puerta de entrada al corredor lateral 1 (SC1). Se trata del primer pozo que vamos a excavar con estratos antiguos, pues los otros dos ya excavados, los de la antecámara (Antechamber shaft, ACSh) y la cámara nororiental (Northeast chamber shaft, NECSh) habían sido vaciado a comienzos del siglo XX y nosotros solo documentamos en ellos sedimentos modernos, además de algunas evidencias antiguas directamente sobre el suelo.
En cuanto a la SC3, en 2018 se excavó ya un conjunto de tres cuerpos momificados, que fue extraídos en 2019. La cerámica que los rodeaba era ptolemaica y están a una cota muy alta sobre el suelo, por lo que no cabe duda de que se enterraron durante el momento de reutilización de la tumba y no son parte de los ocupantes originales de la Dinastía XXV. Tampoco lo son las momias que se descubrieron después, de la 4 a la 10. De estas, las momias 4 y 5 fueron extraídas en 2019. Las momias 6, 7 y 9 forman un conjunto, con las dos primeras, humanas, entrelazadas y la 9, una momia de perra pequeña, sobre las piernas de las dos anteriores. No fueron extraídas, para poder estudiarlas con varias técnicas adicionales en la presente campaña. Se identificaron también las momias 8 y 10, una sobre otra, pero no fueron despejadas. En SC3 son visibles al menos un vano en su pared norte y unos sillares que cubren la pared oeste. Intentaremos llegar a despejar esa aparente puerta e identificar si da acceso a un nicho o a qué tipo de espacio. En esta cámara prevemos un trabajo lento por las momias y el material de sus ajuares funerarios.
b) En el exterior volveremos a trabajar en el patio, con el objetivo de buscar el pilono –si lo hubo– que debería cerrarlo por el cuarto lado, el meridional, y que aún no hemos alcanzado. En él debería encontrarse la puerta de acceso al recinto, abierta desde el wadi Hatasun, el barranco seco en el que se ubica la TT 209. En esta zona pretendemos concluir el área courtyard 3 (C3, patio 3) que ya se abrió en 2018, el área courtyard 4 (C4, patio 4) y si es necesario abriremos un área courtyard 5 (C5, patio 5), pues aunque parece difícil que el patio llegara tan lejos, es imprescindible reducir la altura del suelo en esta parte para crear un cauce nuevo por donde circule el agua que pueda correr en el wadi en el futuro. Suponemos que en C4 debe de encontrarse el cauce antiguo del wadi –lo que implicaría el final de nuestro trabajo por ese lado– aunque esa idea la confirmará o cambiará la propia excavación. Esto nos permitirá empezar a reconstruir el aspecto del monumento, por ahora bastante diferente a los modelos típicos del Periodo Tardío.
c) En el wadi Hatasun desarrollaremos un objetivo que se inició en la campaña pasada, que es el de identificar cómo era el entorno antiguo en que se construyó la tumba, tanto el natural –si queda algo de él– como el transformado por las necesidades de las ceremonias religiosas que tenían lugar en la necrópolis.
En el primer caso, el del medio natural, profundizaremos en el análisis de las lluvias caídas en la montaña tebana. Aunque la imagen popular es que en el desierto nunca llueve, al menos en la necrópolis occidental y el desierto adyacentes las precipitaciones han caído con cierta regularidad en el siglo XX, en una media de una lluvia torrencial cada ocho/nueve años, y uno de los objetivos es identificar cuál es la periodicidad con que las precipitaciones caían en el pasado. En este sentido, continuaremos el trabajo iniciado en 2018, cuando estudiamos la estratigrafía dejada en el cauce del wadi por los sedimentos depositados por las riadas. En 2019 se estudió su cerámica y en esta campaña se va a analizar la granulometría de sus estratos.
En el segundo caso, el análisis de la transformación del medio por las funciones religiosas que se celebraron en el entorno de la montaña tebana, profundizaremos en lo que hoy se conoce como Arqueología del paisaje, que en nuestro caso se amplía en paisaje ritual. Para eso, se abordará el estudio de una superficie plana que circula por la parte superior de la ladera en que se ubican los edificios cultuales externos de la TT 209. Esta superficie ha sido calificada repetidamente como “calzada” en la bibliografía egiptológica, posiblemente inacabada. La calzada parece dirigirse hacia una tumba real del Reino Medio, posiblemente iniciada para Amenemhat I –según la interpretación de Do. Arnold– pero nunca terminada pues la corte real se trasladó a Itchtauy, actual el-Lisht. Varios autores han planteado la posibilidad de que pudiera haber sido reactivada en Periodo Tardío para que transitaran por ella las procesiones en los días festivos, especialmente en la Fiesta Decanal y en la Bella Fiesta del Valle. Estas procesiones habrían trasladado efigies de los dioses traídas desde los grandes templos ubicados en la orilla oriental de la ciudad.
d) Profundizaremos en nuestro conocimiento de las ceremonias rituales de carácter funerario que se celebraron en la tumba, para lo que se continuará el análisis del material aparecido en años previos. En este año se ampliará el esfuerzo dedicado a los estudios de Bioantropología para los que se ha incorporado un tercer investigador tanto para el estudio de los restos humanos de la TT 209 como para los numerosos testimonios de momias encontrados sobre la plataforma de adobes al sur del wadi. También continuarán sus estudios durante esta campaña dos ceramólogas y una conservadora especializada en tejidos. Las primeras, lógicamente, para examinar los materiales elaborados con arcilla, sus usos específicos y su cronología; y la tercera para continuar el estudio de los tejidos aparecidos en el depósito de momificación del patio, que fueron descubiertos en las campañas 2013/4 y 2014.
e) Por último, pretendemos iniciar la construcción de los muros que conformaban el patio. Éstos deberían recubrir los restos de los muros antiguos (separados de los modernos por un elemento que los distinga) y reproducir su planta para hacerla legible. Estos muros, en el lado del wadi, deberán tener más altura que en el resto de la superestructura, pues deberán cumplir la función de protección frente a posibles futuras riadas.