26 y 27 de febrero, miércoles y jueves
La coordinación de los dos días previos ha sido tan precisa que nos hizo recordar a Phileas Fogg y su llegada puntal al club social londinense donde concluía su vuelta al mundo. El miércoles, el proyecto tenía que estar en marcha y lo conseguimos. Y a las 6.50, como previsto, veíamos llegar al yacimiento, por delante de nosotros, la furgoneta que traía a nuestros primeros visitantes a la tumba.
El año pasado, la productora Windfall Films, que trabaja para National Geographic, nos había visitado durante un día. Aquella mañana la luz era espectral, con una niebla densa a pesar de estar ya en primavera. Les gustó el yacimiento, no se asustaron de nuestra pronunciación del inglés y unos días más tarde les enviábamos una fotografía de la perrita momificada que apareció después de su visita, y que les encantó. De manera que van a dedicar un programa a animales en el Egipto antiguo y la mascota de SC3 será una de sus escenas.
Durante dos días enteros hemos improvisado descensos por la ladera, entradas a las cámaras, miradas lectoras al relieve de Nisemro y comentarios brevísimos al yacimiento, sin olvidar mencionar que el Valle de los Reyes está detrás de la montaña, para ubicar al espectador. Divulgar forma parte, también, de la investigación …
Lo único que no resultó tan preciso fue nuestro aspecto. No nos confirmaron el martes que llegarían al día siguiente y dedujimos que vendrían el jueves y el sábado, pues habíamos comentado también esa posibilidad. Y nos pillaron sin afeitar y llevando unos polos con logos o mensajes diversos que no se podían visibilizar haciendo estar enfundados en un jersey todo el día, a pesar del calor. Y además tuvimos que hacerlo los dos días, pues no podíamos cambiarnos de ropa para facilitar el uso de las imágenes en el orden que mejor les conviniera para su narración, independientemente del día en que se hubieran grabado.
El año pasado, la productora Windfall Films, que trabaja para National Geographic, nos había visitado durante un día. Aquella mañana la luz era espectral, con una niebla densa a pesar de estar ya en primavera. Les gustó el yacimiento, no se asustaron de nuestra pronunciación del inglés y unos días más tarde les enviábamos una fotografía de la perrita momificada que apareció después de su visita, y que les encantó. De manera que van a dedicar un programa a animales en el Egipto antiguo y la mascota de SC3 será una de sus escenas.
Durante dos días enteros hemos improvisado descensos por la ladera, entradas a las cámaras, miradas lectoras al relieve de Nisemro y comentarios brevísimos al yacimiento, sin olvidar mencionar que el Valle de los Reyes está detrás de la montaña, para ubicar al espectador. Divulgar forma parte, también, de la investigación …
Lo único que no resultó tan preciso fue nuestro aspecto. No nos confirmaron el martes que llegarían al día siguiente y dedujimos que vendrían el jueves y el sábado, pues habíamos comentado también esa posibilidad. Y nos pillaron sin afeitar y llevando unos polos con logos o mensajes diversos que no se podían visibilizar haciendo estar enfundados en un jersey todo el día, a pesar del calor. Y además tuvimos que hacerlo los dos días, pues no podíamos cambiarnos de ropa para facilitar el uso de las imágenes en el orden que mejor les conviniera para su narración, independientemente del día en que se hubieran grabado.
Por fortuna, otros miembros del grupo pudieron centrarse en los objetivos más ortodoxos de nuestra labor. Para ejemplo, la polea ya montada para extraer los capazos de sedimentos del pozo de la SC2. Sedimentos y lo que venga…
25 de febrero de 2020, martes
De un año a otro, poca diferencia puede haber en el proceso, casi ceremonial, de apertura de la tumba. Aun así, nosotros lo vivimos con la intensidad que merece: el fin de unas formalidades tediosas pero comprensibles y el inicio de una temporada breve -bueno … este año dos meses: no es tan corta- que va a proporcionarnos la información que tendremos que organizar, tratar, ilustrar y sobre la que tendremos que reflexionar y escribir durante los meses siguiente. Nueve semanas en las que esperamos encontrar respuesta a algunas preguntas que aún están sin resolver desde que se inició nuestro proyecto (cómo era la conexión entre la tumba y el wadi, por ejemplo) y en las que esperamos identificar la explicación a otros temas que han surgido en el propio proceso de excavación, a medida que nos adentrábamos en la ladera de la montaña, como todo lo relacionado con el eje lateral.
Rotos los sellos, abierta la puerta, el interior no nos deparó ninguna sorpresa desagradable, para nuestra fortuna. Una cierta cantidad de polvo traído por el viento y algunos clastos caídos del techo eran el testimonio más evidente de nuestra ausencia, pero había menos humedad que en las campañas precedentes, pues las paredes empapadas por un siglo de inundaciones se han ido secando desde nuestra entrada en 2012. Cuidadosamente recogimos el polvo barrido del suelo para calcular el volumen que ha entrado en un año y deducir el ritmo de colmatación por la acción eólica, aunque ahora está reducido por la malla de la puerta.
Establecimos también la lista de trabajadores locales para solicitar la autorización de que colaboren con nosotros a las autoridades pertinentes. Ese es un requisito imprescindible en todo yacimiento, similar al que hemos obtenido para todos los miembros de la misión, españoles y egipcios. Con ellos, mañana podremos empezar con la preparación de las cuadrículas y las cámaras donde vamos a trabajar.
Mientras, en el exterior, se montaba la tienda. Nuestra vieja tienda no ha venido ya con nosotros, se la llevó, parece, un mal viento, y ha sido sustituida por otra más colorida, más exótica con sus bordes de colores. Es también más grande, lo que vendrá muy bien, pues el equipo será más numeroso este año. Y estuvo lista para nuestro primer desayuno de media mañana. De regreso a casa, desde la carretera, se ve más alta y erguida que nuestra querida vieja tienda.
Rotos los sellos, abierta la puerta, el interior no nos deparó ninguna sorpresa desagradable, para nuestra fortuna. Una cierta cantidad de polvo traído por el viento y algunos clastos caídos del techo eran el testimonio más evidente de nuestra ausencia, pero había menos humedad que en las campañas precedentes, pues las paredes empapadas por un siglo de inundaciones se han ido secando desde nuestra entrada en 2012. Cuidadosamente recogimos el polvo barrido del suelo para calcular el volumen que ha entrado en un año y deducir el ritmo de colmatación por la acción eólica, aunque ahora está reducido por la malla de la puerta.
Establecimos también la lista de trabajadores locales para solicitar la autorización de que colaboren con nosotros a las autoridades pertinentes. Ese es un requisito imprescindible en todo yacimiento, similar al que hemos obtenido para todos los miembros de la misión, españoles y egipcios. Con ellos, mañana podremos empezar con la preparación de las cuadrículas y las cámaras donde vamos a trabajar.
Mientras, en el exterior, se montaba la tienda. Nuestra vieja tienda no ha venido ya con nosotros, se la llevó, parece, un mal viento, y ha sido sustituida por otra más colorida, más exótica con sus bordes de colores. Es también más grande, lo que vendrá muy bien, pues el equipo será más numeroso este año. Y estuvo lista para nuestro primer desayuno de media mañana. De regreso a casa, desde la carretera, se ve más alta y erguida que nuestra querida vieja tienda.
24 de febrero de 2020, lunes
La iluminación de El Cairo, las multitudes caminando por sus calles y el tráfico y el movimiento permanentes de la ciudad fueron sustituidos por la calma de los campos cultivados del Alto Egipto en los 55 minutos que dura el vuelo desde la capital hasta Luxor. Y, sin apenas dormir, iniciamos un nuevo día de presentación a las autoridades arqueológicas locales para una segunda ronda de autorizaciones de trabajo.
Iniciamos el trayecto con lo que nos gusta interpretar como un buen augurio, pues la barca que nos trasladó a la orilla Oriental del Nilo lucía un precioso cartel con su nombre Canary como cresta de colores en el techo de la nave. En las oficinas en la trasera del Museo de Luxor resolvimos los tramites con mucha rapidez. En el Taftich, la sede de la administración del Servicio de Antigüedades en la orilla Occidental, los últimos papeleos se prolongaron un poco más. Conocimos a nuestro inspector para este año, Mohamed Abu el Saud, él recogió las llaves de la tumba que serán una de sus responsabilidades en este año, y mientras se resolvían todos los pasos y hacíamos tiempo dando paseítos entre el patio y las salas pusimos cara a alguien a quien deseábamos conocer desde hace tiempo y saludamos a algunos de los santos patrones de los egiptólogos que trabajamos en la necrópolis tebana.
El señor que conocimos es Alexandre Stoppelaëre, el restaurador belga que hizo el primer dibujo de la planta de la TT 209 o, como ahora sabemos, del eje norte-sur de sus cámaras internas. Para nuestra sorpresa, la copia de un retrato suyo presidía una de las salas del Taftich. Y los individuos a cuya protección nos colocamos son los antiguos inspectores del Servicio de Conservación de las Antigüedades que vivieron en la casa que se encuentra en la parte trasera de las oficinas, como Arthur Weigall, que puso número junto a Alan Gardiner a la TT 209, o un tal Howard Carter, inspector antes que arqueólogo contratado por un Lord británico llamado Carnarvon. Que el akh, el ka, la sombra, el ba, el corazón y todo el ser de ellos y de todos los egiptólogos con suerte en el campo, verbo fácil y pluma ágil nos acompañen en esta campaña.
Iniciamos el trayecto con lo que nos gusta interpretar como un buen augurio, pues la barca que nos trasladó a la orilla Oriental del Nilo lucía un precioso cartel con su nombre Canary como cresta de colores en el techo de la nave. En las oficinas en la trasera del Museo de Luxor resolvimos los tramites con mucha rapidez. En el Taftich, la sede de la administración del Servicio de Antigüedades en la orilla Occidental, los últimos papeleos se prolongaron un poco más. Conocimos a nuestro inspector para este año, Mohamed Abu el Saud, él recogió las llaves de la tumba que serán una de sus responsabilidades en este año, y mientras se resolvían todos los pasos y hacíamos tiempo dando paseítos entre el patio y las salas pusimos cara a alguien a quien deseábamos conocer desde hace tiempo y saludamos a algunos de los santos patrones de los egiptólogos que trabajamos en la necrópolis tebana.
El señor que conocimos es Alexandre Stoppelaëre, el restaurador belga que hizo el primer dibujo de la planta de la TT 209 o, como ahora sabemos, del eje norte-sur de sus cámaras internas. Para nuestra sorpresa, la copia de un retrato suyo presidía una de las salas del Taftich. Y los individuos a cuya protección nos colocamos son los antiguos inspectores del Servicio de Conservación de las Antigüedades que vivieron en la casa que se encuentra en la parte trasera de las oficinas, como Arthur Weigall, que puso número junto a Alan Gardiner a la TT 209, o un tal Howard Carter, inspector antes que arqueólogo contratado por un Lord británico llamado Carnarvon. Que el akh, el ka, la sombra, el ba, el corazón y todo el ser de ellos y de todos los egiptólogos con suerte en el campo, verbo fácil y pluma ágil nos acompañen en esta campaña.
23 de febrero de 2020, domingo
Tenemos cita a las 11.00 en las nuevas oficinas del Ministerio de Antigüedades en Guiza. Ha sido una suerte que nos convocasen a esa hora, pues el tráfico desde el centro de la ciudad ya se había relajado y pudimos disfrutar del trayecto. Pasamos junto a las obras del futuro Gran Museo Egipcio, que siguen a buen ritmo, aunque su propio nombre ya advierte que su construcción no puede ser muy rápida. Modernidad arquitectónica por la ventanilla de la derecha y tradición puesta al día por la ventanilla de la izquierda: una camioneta trasladando dos dromedarios. Por la dirección, debían de venir del mercado de Imbaba. En las llanuras donde hace 121 años se producía el enfrentamiento entre las tropas francesas y las de los mamelucos del imperio Otomano, en el siglo XX había un impresionante mercado de dromedarios. Pero describir cómo era hace treinta años es una historia para contarla en otro momento …
La sede del Ministerio en Guiza es un edificio nuevo, todavía parcialmente desocupado, con una vista impresionante sobre las pirámides de Khufu y Khaefre. Las ventanas de los despachos en La Laguna miran hacia un patio bonito, sí. Y tenemos una pirámide en la facultad de Periodismo. Pero puesto a elegir, prefiero las originales.
La firma de la documentación ha sido rápida. La directora de misiones extranjeras ha bromeado con mi llegada demasiado pronto pero, sí, tenía ganas por tener los documentos firmados.
El regreso a las oficinas del ministerio en Zamalek, la isla en el centro del Nilo, ha sido tan agradable como el trayecto de ida, contemplando la transformación urbanística de la ciudad, cada vez más rápida. Por fortuna, algunos de los palacetes de comienzos del siglo XX todavía se conservan bien.
Comida en el Felfela y después una peregrinación por la calle Talaat Harb hasta encontrar el edificio Yacubian, que hace años que no lo visitaba y ha costado volver a identificarlo.
La sede del Ministerio en Guiza es un edificio nuevo, todavía parcialmente desocupado, con una vista impresionante sobre las pirámides de Khufu y Khaefre. Las ventanas de los despachos en La Laguna miran hacia un patio bonito, sí. Y tenemos una pirámide en la facultad de Periodismo. Pero puesto a elegir, prefiero las originales.
La firma de la documentación ha sido rápida. La directora de misiones extranjeras ha bromeado con mi llegada demasiado pronto pero, sí, tenía ganas por tener los documentos firmados.
El regreso a las oficinas del ministerio en Zamalek, la isla en el centro del Nilo, ha sido tan agradable como el trayecto de ida, contemplando la transformación urbanística de la ciudad, cada vez más rápida. Por fortuna, algunos de los palacetes de comienzos del siglo XX todavía se conservan bien.
Comida en el Felfela y después una peregrinación por la calle Talaat Harb hasta encontrar el edificio Yacubian, que hace años que no lo visitaba y ha costado volver a identificarlo.